jueves, 30 de diciembre de 2010

Atractivo masculino


Hace poco me llamó Perico,  para contarme que de un tiempo a esta parte había conocido a una chica bastante interesante, al menos para él le resultaba atractiva y que entre charla y charla había nacido en él ciertas expectativas con respecto a ella; lo cierto es que nuestro querido Perico no es demasiado selectivo a la hora de generarse expectativas sobre alguna chica mientras esta le sonría o sea cortés con él. Para el caso concreto, la chica en mención tiene unos 23 ó 24 años, es de Chachapoyas, zona oriental del Perú famosa por el calor de su clima y de su gente, actitud que ha generado la leyenda urbana de que toda mujer proveniente de la amazonia sufre (o goza) de una especie de furor uterino endémico del lugar, lo que hace que cuando alguna de ellas llega a Lima y menciona su procedencia, despierta en los hombres una inquietud hormonal que crece y hasta desborda en afanes por conquistar a dicha mujer. No dudo que lo mismo ocurra con esta chica; para empezar Perico ya se puso en la lista y desea fervientemente horizontalizarla, claro que el no me ha expresado directamente sus apetitos sexuales, quiero pensar que sólo quiere eso con la chica pues una relación a largo plazo y formal esta algo, bueno bastante, fuera de su alcance. ¿Porque pienso esto? Basta echar una mirada al perfil de ambos, ella, joven y atractiva, con un cuerpo agraciado y con el plus de venir de la selva por una temporada a Lima; él hombre de 37 años, 1,60 aprox y con tacos, cetrino, hirsuto, con la destreza verbal del puma Carranza, empleado público y con un sueldo promedio, es decir bajo. Más aun considerando que la mayoría de mujeres de esa edad suelen ser algo superficiales, más aún cuando no tienen mayores responsabilidades. Pero podría aspirar tal vez a un encuentro sexual casual, siempre y cuando el azar, los astros y ciertas fuerzas del universo confluyan para que esto se dé.
Cabria preguntarse sobre aquellos elementos que hacen atractivo a un hombre, al menos lo suficiente como para poder tener la posibilidad de llevar a una mujer a la cama; pienso que estos se resumen en:
El poder de la belleza, un tipo guapo, físicamente bien formado y especialmente con un rostro agraciado tiene sexo asegurado, si bien no le garantiza que pueda tener una relación estable, pues esta está vinculada con otras variables más íntimas y de personalidad, al menos puede estar seguro de que virgen no morirá; por otro lado los hombres físicamente atractivos (al igual que las mujeres bellas) tienen mayor interacción social, pues son frecuentemente abordados por las demás personas, invitados a reuniones y fiestas, lo que con el tiempo les da cierta destreza social. Esto debe estar unido a una imagen propia, auténtica y personal que nos identifique, el estilo de vestir y los accesorios.
El poder de la palabra, un hombre persuasivo, con un buen floro, tiene una buena perspectiva de éxito sexual, considerando que este “poder” debe estar unido a la prudencia y paciencia. Pero hay que aclarar que esto requiere de una amplia versatilidad, no funciona el mismo floro para todas las mujeres, no es lo mismo una chiquilla recién salida de un colegio nacional en un barrio populoso y amante del reageton, la salsa, las telenovelas, el msn y el facebook a una universitaria, con una sólida formación, amante de la literatura, la música variada, aficionada al teatro, cine y opera. Además el secreto de este poder es el buen humor, es una unión indivisible, ninguna mujer aprecia más a un hombre que a un hombre que las haga reír, más si es a carcajadas, la risa es una llave que te permite hacer avances bastante audaces con una mujer, pues es difícil indignarse o molestarse cuando una chica es presa de la risa.
El poder del dinero, innegable y el más básico de todos, también el más fácil de conseguir, basta trabajar y ser emprendedor; una billetera abultada impacta fácilmente a un enorme número de mujeres, “no será guapo pero tiene un no $e que” es la frase que resume el interés por una vida cómoda y de lujos, pero ojo que el dinero no compra clase o estilo, es simplemente una herramienta que bien empleada puede hacer mucho si lo usamos para desarrollar nuestro buen gusto, educación y habilidad social, nos permite acceder a los mejores lugares, usar la mejor ropa y vivir una vida cómoda, pero al final la elección y buen gusto determinarán que tan bien utilizado está ese dinero.
El poder del sexo, si eres bueno en la cama podrás repetir el plato una y otra vez con aquellas a quienes seduzcas, pero en nuestro caso eso suele ser más complicado, este poder está limitado por los tres anteriores, pues no hay forma de demostrar a una mujer que tan bueno somos en la cama si es que no nos acostamos con ella; para eso necesitaremos echar mano de los anteriores, este “poder” es sólo para enganchar a alguien, para que no quiera irse, la seducción es otro tema.
Sería conveniente que Perico hiciera una evaluación sincera de que tan buen puntaje puede obtener en estos rubros para determinar con mayor objetividad en que aspectos podría mejorar y destacar, no se trata en sí de que tantas virtudes tengas, sino de que las pocas (o muchas) virtudes que poseas sean tan grandes, tan evidentes y resplandecientes que opaquen tus defectos. Y los sentimientos, la nobleza, la bondad, el amor, etc; bueno son importantes si quieres tener una relación estable, sólida y a largo plazo con esa persona, pero para descubrir eso primero tienes que haber tenido el interés de conocerlo, si el tipo te resulta nada absolutamente nada atractivo difícilmente una mujer se animará a conocerlo más profundamente y todo quedará ahí, en un saludo cuando mucho.
A puertas del año nuevo y las celebraciones que ello conlleva, replantéate a ti mismo que tan atractivo eres, sin temores, mientras más sincero seas contigo mismo, mayores y mejores cambios podrás hacer, sabrás con mayor claridad que debes, y sobre todo, que puedes mejorar, no importa si tienes o no tienes pareja, más aún si tienes una pareja al lado y la amas, regálale un hombre renovado, más atractivo y sobre todo más virtuoso que eso no se compra y es tal vez lo más difícil de lograr.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Amores libres

Empezaron con un beso apasionado casi sin conocerse, un par de salidas después tuvieron sexo, nada intenso, nada que marcase una hito en la vida sexual de ambos, pero fue satisfactorio, rápidamente estos encuentros amatorios se fueron haciendo cada vez menos protocolares hasta que cada uno mostró su potencial en su plenitud, las sesiones pasaron a durar horas, las reservas se anularon completamente, los orgasmos no sólo se multiplicaron sino, se hicieron más intensos. Ambos se convirtieron no sólo en amantes, sino en cómplices, él le solía contar de sus aventuras con otras mujeres y ella hacía lo mismo, se ayudaban a seducir a otras personas, reían, compartían, se apoyaban y gozaban intensamente. Un día ella decidió que no podría seguir con él así, sabía desde hace tiempo que lo amaba, no quería cortarle su libertad ni obligarlo a nada, pero necesitaba ser su prioridad sobre las demás, no precisamente que dejara de tener sexo con otras mujeres, pero había llegado al punto en que detestaba que él cancelará una cita con ella por salir con alguien más; así que le puso como condición para seguir que fueran enamorados, él aceptó pues en si no cambiaría en mucho las cosas, pero no fue así.
La relación de enamorados empezó como una relación abierta, él podía acostarse con otras mujeres y ella igual con otros hombres, de hecho aún mantienen ese pacto, el único requerimiento era ser sinceros el uno con el otro, así lo habían sido desde siempre así que nada debía cambiar; pero, poco a poco él dejó de afanar a otras chicas, dejó de buscarlas o llamarlas, dejó pasar varias oportunidades de encuentros casuales; no tenía para que hacerlo, el sexo con ella era extraordinario, agotador y enormemente satisfactorio, que más se podía pedir, no quería arriesgarse con una nueva amante, había perdido la paciencia con mujeres que no lo dejarían satisfecho, que no estaban en absoluto a la altura del rendimiento sexual de su ahora enamorada, la fidelidad empezó a imperar en la relación, no porque alguno lo exigiera sino porque la relación en si desencadenó en ella.
Actualmente ambos salen o coquetean con otras personas, gozan calentando a hombres y mujeres que los miran con deseo, pero no llegan a más, regresan con quien saben que los dejará plenamente satisfechos, a pesar de despertar enojoso frustraciones. Su relación ha sobrevivido muchos años y parece que sobrevivirá muchos más, la base de ella fue la libertad, aceptar a la otra persona tal cual y no pretender cambiarla, ¿hubo problemas? Por supuesto, los siguen habiendo, pero se solucionan inmediatamente, la razón es que ambos son sensatos y pragmáticos, van directo al problema sin buscar antecedentes ni culpables, sólo les interesa solucionarlos lo más satisfactoriamente posible para los dos, no pierden el tiempo en crear problemas de donde no los hay, controlan ese lado caprichoso que tenemos todos los seres humanos y saben ceder en beneficio mutuo; siguen siendo libertinos e infieles, al menos en teoría; ambos saben que en cualquier momento la otra parte podría terminar en la cama con otra persona, pero no se centran en ello, lo utilizan para mantener vivo el interés y cortejo entre ambos. Tal vez si se sintieran plenamente seguros uno del otro o peor aún, lo sintieran como su propiedad, ella engordaría, él la dejaría un poco de lado para cogerse a otras mujeres, ambos terminarían mintiéndose, dejarían de lado los detalles, los mimos, las salidas y diversiones, tal vez, no lo sabemos, pero ellos lo consideran una enorme y peligrosa posibilidad, así nunca caen en rutinas odiosas y siempre están el uno para el otro, buscando y haciéndose tempo para gozar de su particular relación. Cada uno se siente plenamente libre y plenamente sometido; por voluntad propia; a la otra persona, “soy libre porque me amas y siervo porque te amo”.
La historia podría ser menos erótica, podríamos variarla pensando en que ambos no tienen mucho interés en el sexo, son felices teniendo sexo una vez por semana y por poco tiempo, el suficiente para un orgasmo y listo; él deja de buscar otras chicas porque teme que empiecen a exigirle más y más sexo y él no podrá satisfacerlas y tampoco le interesa hacerlo, no es su ritmo sexual, no quiere coitos interminables, prefiere abrazarla y ver una buena película, un relajante paseo o una salida a bailar; con ella encuentra ese equilibrio, esa satisfacción, ve en el rostro de ella la felicidad grabada, él le pregunta si ella se siente satisfecha así, si no le gustaría tener más sexo, más orgasmos, más pasión, le deja el camino libre para buscar el orgasmo en otros hombres, ella sabe que puede hacerlo pero no le interesa hacerlo, se siente plenamente satisfecha con él y él con ella, él sabe que puede hacer lo mismo, pero salir y acostarse con otras no le interesa, es feliz con ella y se afana en planificar actividades que los diviertan, siente que al tener una relación “abierta” hay una suerte de competencia con los demás así que hay que esforzarse, ambos tienen que esforzarse por dar un poco más de sí mismos.
Hay ocasiones donde la fidelidad cae por su propio peso, sin necesidad de exigirla o atormentarnos cuidándola, simplemente se da. La fidelidad que anhelamos es sexual así que sexual también serán los mecanismos para lograrla, en ambos casos la fidelidad nace de la satisfacción sexual mutua y del principio de libertad como aliciente para mantener vivo el interés en nuestra pareja, pero sobre todo para aceptarla tal cual es y mostrarnos a nosotros mismo tal cual somos, sólo así damos la oportunidad a la otra persona de tomar decisiones adecuadas sobre la relación. Yo he encontrado que la libertad es el único medio para la felicidad, en todo aspecto; ser libres es hacer lo que queremos hacer, pero aceptando las consecuencias de nuestros actos sin quejarnos por ello, es permitir a las personas que ejerzan su derecho a ser libres, dejarlas equivocarse, caerse y vencer, apoyarlas cuando nos necesiten y no sobre protegerlas, entender que no somos dueños de nadie ni nadie es nuestro dueño, somos amo y señor de nuestra vida y nuestras decisiones; amando en libertad y dejando libre a la otra persona permitiremos que esta decida si se va de nosotros o si regresa a quedarse para siempre, ¿el siguiente paso? Decidir si esta persona será nuestra pareja de por vida, si la respuesta es sí, sólo queda hacer el compromiso mutuo -pero sobre todo personal- de amarse hasta que la muerte los separe.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cuando tu me pegas

Cuando tu me pegas, me pongo contenta
porque yo siento, que te intereso
la ultima vez, que me pegaste
dejate marcas, dentro de mi
 (...) 
Un puñete para arriba, un puñete para abajo
un puñete en la barriga, un puñete en el costado
ahora las mujeres, vamos a disfrutar
esta bella tecnocumbia, bailando sin cesar (bis)

Esta es la letra de una tecnocumbia que cantan los Nosequien y los noscuantos, la canción en general es graciosísima, un verdadero mate de risa, sería más divertida y causaría más risa si no fuera en realidad tan pero tan irónica, puesto que la violencia contra la mujer es una realidad constante en nuestro país, lo más aterrador de esto es que se vuelve enormemente cotidiano hasta hacerse normal, porque es normal que recibas una buena cachetada si quemas la comida, si coqueteas con otro o si simplemente no haces las cosas como se debe, mínimo al menos una mentada de madre y recordarte lo inútil y estúpida que eres. Tal vez en algún momento de reflexión ambos se pongan a pensar en ello, en como él la insulta y agrede, en como la golpea, ella en cómo se deja golpear, humillar, denigrar; y luego caiga la pregunta impostergable ¿Cómo llegamos a esto?, recuerdan los primeros días de cortejo y posteriormente los primeros días de noviazgo donde la cosa no era así, donde todo era amor y cortesías, ¿Cómo se transforma una rosa en una cachetada o un halago en un insulto?
La Violencia es una escalada, empieza generalmente por algo pequeño, casi hasta justificable, porque es justificable que uno se enoje cuando ella llegué tarde o le falle en algo que él considera importante y lanza por ahí el primer insulto, la primera ofensa, el primer grito, luego vendrá la justificación, -estaba estresado, no sabía lo que decía, además es tu culpa. Estas últimas cuatro palabras son las más peligrosas, si las mujeres se la creen empezaran a creer también que todo es su culpa, que ellas son las victimarias, las perversas que alteran las paz de su pareja y que por lo tanto merecen cualquier forma de castigo. Este pensamiento hace que pronto los gritos se vuelvan más frecuentes, convirtiéndose después en insultos de todo calibre y por último en golpes y humillación pública. El siguiente paso es ver el maltrato como algo normal, algo que simplemente tiene que pasar; las mujeres de la  tribu Amhara en Etiopía piensan que es necesario que sus respectivos esposos las golpeen, el maltrato es casi un ritual a tal punto que de no ser golpeada por el cónyuge, la esposa tiende a pensar que está perdiendo privilegios entre las otras (la tribu Amhara es polígama) y que por lo tanto el esposo no la quiere, esto hace que él también este obligado a golpearla. Para los Amhara el maltrato a la mujer es normal, han crecido viendo esto y no los impacta; lo mismo ocurre en los hogares donde el maltrato está institucionalizado, los niños crecen pensando que es perfectamente natural golpear a una mujer por cualquier causa, las niñas piensan que deben soportar maltratos porque es su culpa es ser tan torpes. Esto causa una seria patología en nuestra sociedad, algo que es muy necesario erradicar. Consideremos algunos puntos clave:
·         La violencia es una escalada, empieza con cosas pequeñas, gritos e insultos relativamente menores, por lo tanto la mujer debe cortar esta escala justo cuando empieza, antes de que se haga incontrolable, decirle con tono firme y decidido que nada justifica los insultos, si cometiste un error entonces discúlpate, él sólo tendrá que optar por dos alternativas, o te perdona y siguen con sus planes juntos y disfrutan de su compañía o no te perdona y se aleja hasta que se le pase. Por parte tuya sume tu culpa y trata también de compensar tu falta, siendo excepcionalmente cariñosa por ejemplo, o preparándole una velada inolvidable o con un pequeño presente pero no dejes de compensar tu falta, eso le dará seriedad a la relación, hará que él sienta que realmente estas arrepentida e incrementará el respeto mutuo de la relación; alejando la posibilidad de guardar resentimientos que tarde o temprano pueden aflorar de manera incontrolable.
·         Muchas personas tienden compulsivamente a ser violentas, evita a este tipo de personas, las puedes detectar en su conducta habitual, cuando no pueden controlar su enojo o su ira ante situaciones cotidianas, como el tráfico o los servicios de atención, también cuando se muestran particularmente ansiosos y enojados ante cosas triviales como una cola; cuando no aceptan las disculpas fácilmente, por el contrario, buscan alguna forma de confrontación, por ejemplo si alguien lo choca involuntariamente.
·         Cuando es particularmente celoso y resalta constantemente el hecho de que eres suya en términos de posesión, como si de un objeto se tratase, no permite que hables con nadie y exige saber siempre dónde estás, incluso revisa tu celular y mails, los puedes reconocer desde el inicio pues preguntan más de la cuenta sobre si saliste o no, con quien y que hicieron, pidiendo muchos detalles.
·         Cuando vives en un estado constante de maltrato y no piensas que sea un problema o no percibes los insultos como maltrato, o si buscas intencionalmente alterarlo para que te agreda, entonces ambos han desarrollado una conducta patológica de la cual no será nada fácil liberarse sin ayuda profesional, en otras palabras y para que suene más claro, están enfermos, busquen el mejor profesional posible y además busquen el apoyo de sus amigos de mayor confianza.
·         El maltrato no es sólo hacia ti, al permitirle maltratarte también él maltrata su dignidad de ser humano, consentirle un golpe o un insulto es colaborar a que esa persona que dices amar se haga cada día peor de lo que es, no lo ayudas a crecer como ser humano, todo lo contrario lo humillas y permites con tu pasividad que se envilezca; por tanto ayúdalo de la mejor manera posible a salir de este círculo.
·         Permanecer indiferentes al maltrato ajeno es ser cómplices de ello.
Una relación debe contribuir a hacernos mejores personas, termine o no, la idea es aprovechar la experiencia y aprender de ella; permitir el maltrato no contribuye en nada a ello, si decimos amar a una persona primero debemos amarnos a nosotros mismos; no podemos dejar que se envilezca por culpa de nuestra inacción.

sábado, 27 de noviembre de 2010

¿Qué ofreces?

Una chica desea tener de enamorado a un tipo alto, atractivo, pero sobre todo profesional, es decir con alguno de esos cartoncitos que te dan las universidades con su nombre impreso en él, además con ambición, en el buen sentido de la palabra, al menos eso quiero creer. Otra quiere un tipo que tenga todo eso y además que la ame y la cuide, que ella sea su centro de atención; no falta alguna decimonónica que añade a esto la vocación del sujeto en cuestión por mantenerla y costearle todos sus gustos y necesidades.
Un chico aspira a una enamorada hermosa, voluptuosa y complaciente. De vez en cuando escucho alguien algo más cuerdo que añade inteligencia, empeño y madurez. Todos deseamos a alguien más o menos ideal, el problema es que en algún momento de nuestras vidas podemos encontrarlo, si esto ocurre definitivamente querremos estar con esta persona, establecer una relación formal y posteriormente casarnos; pero, ¿hemos pensado en el tipo de pareja que este chico o chica ideal desea?, más aún ¿encajamos nosotros en sus gustos y expectativas? Valdría la pena autoevaluarnos para responder a la pregunta ¿Qué ofrezco yo como pareja?
Una chica trabaja como secretaria en una entidad del estado, hace ya varios años está en este puesto sin mayores luces de ascensos, frente a ella ve pasar a los ingenieros jefes y a los practicantes, futuros ingenieros que suelen pasar por su oficina para consultarle alguna cosa; ella es “mayor”, tiene 30 años, lo que significa en esta sociedad que sus posibilidades de conseguir una pareja que la tome en serio van disminuyendo cada vez más. Ha tenido algunas relaciones con gente cercana a ella, otros asistentes y personal administrativo, en alguna ocasión con uno de los ingenieros; pero siempre se quejó de que no la tomaban en serio. La verdad, habría que preguntarle si ella se toma en serio a sí misma, en segundo lugar, ¿qué hace ella para que la tomen en serio? y por último, que es lo que ofrece para que un hombre pueda tomarla en serio. Esto podría sonar frio y terriblemente pragmático y materialista, pero lo cierto es que son cosas en las que rara vez meditamos. Ella desea un chico que la respete, la ame, la cuide y que necesariamente sea profesional, atractivo, emprendedor, maduro y seguro de sí. Ella por otro lado físicamente no es muy atractiva, esta algo descuidada, fofa y algo subida de peso sin llegar a la obesidad, además tiene el cabello maltratado, esto en la cuestión física, que por otro lado es decisivo para establecer un primera impresión positiva que motive a conocer más a la persona. En cuanto a su personalidad es inmadura, conflictiva, nada emprendedora, engreída y cucufata por momentos. Cuando me planteó sus requerimientos de pareja una pregunta me vino inmediatamente a la mente ¿Qué te hace pensar que un chico así podría tomarte en serio? Ella, incómoda, se centró en la posibilidad de ocurrencia de esto, en que siempre puede haber un chico que congenie con ella; no pude evitar hacerle la observación de que si un chico se fijara seriamente en ella, entonces no sería para nada maduro, puesto que una persona madura buscar necesariamente a otra persona madura como ella, sólo así logra una relación funcional, porque si siendo madura persevera en una relación con una persona inmadura y conflictiva, tarde o temprano se verá arrastrado por está y terminará siendo tan inmaduro como ella; la calidad de la relación siempre la marca la persona de menor nivel.
Si esperamos encontrar a esa persona ideal, casi perfecta, deberíamos pensar en estar a la altura de ella, ser nosotros mismos ideales, buscar día a día perfeccionarnos cada vez más en bien nuestro, debemos empezar por tomarnos en serio, en respetarnos a nosotros mismos y hacernos respetar, cultivar nuestras virtudes y sobre todo el espíritu, nuestro autocontrol y hacernos día a día mejores; tal vez esa persona ideal nunca llegue, pero el esfuerzo no será jamás en vano. Quién sabe, tal vez terminemos por no encontrar a esa persona ideal pero si a una que amemos y que nos ame.

domingo, 24 de octubre de 2010

Ni puta ni santa, sino todo lo contrario

S.R. mi adorada colega, en una de nuestras chateadas vía msn me comentó que tenía una amiga a la que estimaba muchísimo, pero que era algo tímida, no se liberaba, no salía con chicos o no permitía que se le acercarán, pese a que le atraían físicamente; me pidió que la “avivara” que hiciera que se soltara más, que no se hiciera tanto problema y viviera más libre y feliz, en lenguaje de colegas, me pidió que la orientara.
Quedé en verla en el centro de Lima y hablar de su “problema” y lo pongo así entre comillas para destacar que los problemas no existen hasta que los involucrados dicen que existe, así que fui a su encuentro temprano en la mañana, me pasé toda la mañana con ella y me la pasé súper bien, es divertida, entretenida y muy simpática. Hablamos de muchas cosas y entre ellas el supuesto problema, problema que ella manejaba de mil maravillas, lo que pasa simplemente es que sus avances no están al ritmo que esperan sus amigas, pero de que iba por buen camino, iba.
Recuerdo la primera vez que conversamos por el msn, me explicó la cuestión de la timidez de su adecuada interacción con las demás personas, además del hecho de que ella aun es virgen, no le veía mayor inconveniente en todo lo que me decía, las personas deben actuar como mejor se sientan, si haciendo determinadas cosas se sienten plenas y felices entonces no abandonen ese camino, o en todo caso sopesen muy bien las posibilidades antes de hacerlo para disminuir la posibilidad de tomar decisiones incorrectas.
Leía el caso de una chica que decidió llevarse a la cama a dos compañeros de trabajo, al final estos la tildaron de puta, no la volvieron a llamar o en todo caso imagino que sólo la llamarían cuando estaban con ganas de fornicar con ella. Como ella, tengo varias conocidas que gustan de tener sexo son la necesidad de tener enamorado, el comentario recurrente con el que siempre me empalagan es “no quiero que piensen que soy una puta”; por eso tratan de ser discretas con sus “amigos con derechos”, evitar que los vean sus conocidos y por tanto evitar tener que dar explicaciones, más aún cuando suelen salir con más de un chico a la vez; siendo solteras y libres no hay ninguna razón por la que no puedan hacer eso, al menos en los hombres es visto con ojos de envidia.
Tanto las primeras pero especialmente las segundas son víctimas de la presión social, el imaginario colectivo es capaz de juzgar con gran ligereza y excesiva rudeza conductas sanas, libres y saludables, perfectamente normales; pero que despiertan el pánico en los demás que no se atreven a ello pues a estos emancipados los consideran subversivos, gente peligrosa que hace tambalear el status quo, si estas ideas se difunden ¡sería el fin de la sociedad!, piensan. Por tanto, hay que regresarlas al redil o aplacar su revolución haciendo que sean como nosotros.
¿Cómo enfrentar esa presión? Para empezar debemos centrarnos en las acciones, no en los rumores, no te debe importar lo que digan de ti, sino cómo te tratan, jamás permitas palabras ofensivas, tonos sarcásticos, agresiones directas o insultos o cuchicheos estando tu presente, si dejas que te traten como puta, ya lo eres, si dejas que te traten como cucufata ya lo eres, tu simplemente eres un ser humano que desea ejercer su libertad como mejor le parece tanto para hacer como para no hacer cosas, dado que es tu vida, tienes el derecho de aceptar o rechazar las críticas vengan de donde vengan, eso sí, se valiente pero no imprudente, si decides actuar con transparencia prepárate para enfrentar cualquier acción que te pueda perjudicar directamente y que esté originada en tu conducta, tales como despidos intempestivos, expulsiones, marginaciones, si quieres vivir libre tienes que estar dispuesta a pagar el precio y no arrugar, prohibido arrugar, sino te haces respetar no te respetarán. En la intimidad esto se vuelve más determinante aún, tu amante o amigo cariñoso es quien menos puede quitarte el respeto, no le permitas un desplante o que hable mal de ti, no le permitas burlas ni que te trate como si tú estuvieras permanentemente a su disposición; no te aferres a él pues no es ni tu pareja ni tu novio y en ocasiones ni siquiera tu amigo. Recuerda que si te cierran una puerta otras tantas se te abren. Siempre es importante tener al menos un amigo o amiga que pueda servirte como apoyo emocional, alguien que te apoye y de preferencia que también te pueda dar un punto de vista objetivo y maduro.
Por último recuerda que tu vida privada es eso, vida privada, nadie tiene porque juzgarla y mucho menos hacerla pública.

jueves, 21 de octubre de 2010

El tamaño importa

Zaida (llamémosla así) es una amiga que se divorció hace algo más de un año, es entretenida aunque peligrosamente inmadura y caprichosa; en cierto local de Starbucks me comentaba sobre los últimos dos amantes que había tenido, si bien tuvo orgasmos, no la dejaron satisfecha pues el grosor de su pene no la complacía, le parecían demasiado delgados en comparación con el de su ex esposo que si lo tenía grueso y eso no le resultaba excitante especialmente al tacto.
Definitivamente el tema del tamaño es una de las cosas que más traumatiza a los hombres, junto con el tema de la duración; mi querida Ale adora los penes grandes, duros y viriles, a otras esto les puede resultar atemorizante y amenazador, como siempre, hay para todos los gustos. Como escuché a una amiga, creo que citando algo que había dicho Rampolla: “la mujer necesita tres penes diferentes uno enorme para el sexo oral, uno grueso para el vaginal y uno delgado para el sexo anal”. Para muchos el tamaño es tan importante que están dispuestos a hacer lo necesario por aumentarlo, desde tortuosos y a veces riesgosos métodos mecánicos hasta, más riesgosos aún, métodos quirúrgicos; creo que valdría la pena mencionar los más comunes.
Entre los mecánicos están en de tracción, es decir estirar manualmente el cuerpo del pene tanto como sea posible, otra variación de esta técnica es colgarse pesas amarradas al pene durante media hora diaria. El siguiente método es el de succión y para ello se usa una válvula que extrae el aire de un tubo cerrado que se coloca sobre el pene, la succión hace que el pene se ponga erecto al máximo de su capacidad. Ambas técnicas pueden lograr un incremento de hasta 3 centímetros en un año, no los 5 centímetros por mes que suelen prometer los anunciantes, la razón de dicho incremento es la elasticidad del tejido peneano, lamentablemente esa misma elasticidad juega en contra de las intenciones del cliente, pues este tejido tiende a volver a su tamaño natural, es decir a reducirse nuevamente si se descontinúan los ejercicios, por otro lado es muy posible que la erección no ocurra con misma solidez además de perder sensibilidad en el glande.
Las técnicas quirúrgicas son mucho más abundantes, existen operaciones de reacomodo cortando el ligamento suspensorio y acomodando la parte del pene que se halla enrollado al interior del abdomen. Otra manera es inyectar la propia grasa en medio de los cuerpos cavernosos o injertar tejido, esto logra un aumento del grosor, pero, en el caso de la grasa, este va disminuyendo conforme la grasa se elimina, en el caso de los injertos, estos son más permanentes. En todos ellos el incremento no es significativo y las consecuencias pueden ser peligrosas.
Las pastillas, cremas, pociones, no sirven sino como efecto placebo, son sólo buenos métodos para sacarle el dinero a hombres obsesionados con el tamaño, así mismo los métodos anteriores no tienen garantía de eficiencia, especialmente a largo plazo; no existe ningún estudio confiable que haya analizado los resultados a largo plazo y garantice de alguna manera los mismos.
Algo que debemos tener presente para alejar obsesiones y traumas es que los tamaños normales de un pene adulto varían entre los 13.3 cm de largo y 12 cm de circunferencia (en erección) hasta los 15 cm de largo y 14 de circunferencia, penes menores a estas medidas son considerados pequeños y mayores a éstas, grandes.
Y ¿qué hacer si se quiere un pene más grande? Para tener una respuesta adecuada habría que plantearnos ¿Para qué queremos un pene más grande? Y responderla con total sinceridad, puesto que la respuesta sea “por vanidad masculina”. Pero si la respuesta es brindar y obtener mayor placer, tal vez podríamos ensayar algunas de estas opciones.
·        Mejorar la relación con nuestra pareja; el sexo en pareja se complementa con el grado de intimidad que tengamos con nuestra pareja, de esta combinación se obtiene el nivel de satisfacción que podamos obtener.
·        Mejorar los juegos sexuales, acariciar mucho, besar más, explorar nuevas áreas sensibles, descubrir nuevos placeres, ensayar nuevas formas, lugares, estilos, situaciones, la penetración no es lo único que cuenta en el coito, dejemos eso para cuando veamos a nuestra pareja bien desesperada, tanto que termine suplicando o tomando la iniciativa con firmeza.
·        No tengan miedo de usar juguetes sexuales; vibradores, dildos, loveballs, todo vale, todo lo que genere placer mutuo. Por ejemplo, introduce las loveballs en su vagina durante la penetración y veras como estimularas internamente toda su vagina, incluyendo el punto G.
·        Utiliza posiciones que te den ventaja, como piernas al hombro o ella en cuclillas sobre ti.
·        Explora otros placeres como el sexo anal, pero afánate en el sexo oral, busca el ritmo, intensidad y posición adecuada a tu pareja.
·        Nunca descuides el componente emocional, mímala, acaríciala, escúchala y se amoroso con ella.

No podemos negarlo, el tamaño importa, pero si no has sido beneficiado con él no es pretexto para ser un mal amante; viéndolo desde esta perspectiva podríamos afirmar categóricamente que el tamaño importa, pero de mayor importancia es el tamaño de nuestra creatividad y afecto.

lunes, 11 de octubre de 2010

¿Quién dijo monogamia?


Todas las personas que aspiren a tener una pareja estable, o al matrimonio, deberían tener muy en cuenta que el ser humano es polígamo por naturaleza, su esencia natural, tanto en hombres como en mujeres, es tener tantas parejas como pueda. No habríamos tenido éxito como especie de haber sido animales estrictamente monógamos. Incluso en las especies más “fieles”, aquellas cuyas uniones son para toda la vida, la hembra se aparea con el macho más apto y luego retorna con su pareja de siempre para cuidar a la prole, asegurándose así una descendencia de calidad. El ser humano no es la excepción, todo lo contrario, el macho busca instintivamente aparearse con la mayor cantidad posible de hembras fértiles para asegurar su descendencia, mientras que la hembra de nuestra especie busca hacerlo con el macho más apto.
¿Significa esto que no existen ni hombres ni mujeres fieles? No, en absoluto. Pero reconocer este hecho es reconocer que la fidelidad hacía una sola persona es un asunto que va contra las leyes de nuestra naturaleza, por lo tanto requieren de un esfuerzo considerable por ambas partes. Este esfuerzo no puede ser para nada pasivo, debe ser plenamente activo y en doble vía, por un lado esforzarme para mantener el interés sexual de mi pareja y por otro mantener mí interés sexual en mi pareja.
Primero hay que estar seguros si existe buena compatibilidad sexual con nuestra pareja, esto no tiene nada que ver con los estándares de rendimiento que puedan tener otras parejas o lo que las estadísticas  los medios de comunicación nos quieren vender, la duración, tamaño y pasión están en relación de nuestra pareja y no de nadie más; si ambos estamos satisfechos con el rendimiento sexual del otro entonces el resto no importa; para entenderlo mejor empecemos por determinar que jerarquía ocupa el sexo en nuestra relación. Cinco preguntas que pueden ayudar serían:
¿Qué tan importante es el sexo para nosotros? ¿Nuestra pareja coincide en nuestra valoración?
Si ambos, en una escala de valoración del 1 al 10 diferimos en un par de puntos no hay mayores problemas; pero, si nuestra valoración se halla contrapuesta la diferencia será muy difícil de remontar, un 2 a 8 por ejemplo. Despertarle el interés sexual a alguien que lo califica como poco o nada importante es casi imposible, es un trabajo muy arduo que involucra el compromiso de ambas parte, pues de nada sirve el esfuerzo , por más titánico que este sea, de una sola de las partes involucradas. Con una diferencia como esa es necesaria, sin mayor preámbulo, acudir a un especialista que con orientación calificada pueda darles alternativas de solución o, llegado el caso, la disolución de la relación.
¿Qué tanto podemos ceder ambos para que se pueda lograr un equilibrio que satisfaga a los dos?
Si las diferencias en la escala anterior son cortas, entonces es momento de negociar, tal vez, por ejemplo, sustituyendo calidad por cantidad, utilizando juguetes o juego de roles, masajes, situaciones eróticas, etc. Para hacerlo bien debemos dejar completamente de lado los prejuicios; el mayor de ellos es pensar que nuestra pareja lo hace por compromiso y no por placer; todos soñamos que nuestra pareja nos haga alguna maniobra sexual con ansiedad y “vocación”, verle en el rostro el gusto de hacerlo, más que obligada por un acuerdo previo, pero no debemos olvidar que cuando nos toque a nosotros hacer alguna cosilla que no nos emociona demasiado, lo haremos pensando en el placer que le damos a nuestra pareja y nos deleitaremos viendo ese mismo placer dibujado en su rostro, expresado en sus gemidos, jadeos y palabras, en otras palabras, haremos nuestro su placer; si somos una pareja constituida ¿Por qué ser tan absurdamente suspicaz para pensar que ella o él no puede hacer lo mismo? La única regla que debemos observar es la de devolver “el favor” con creces, esforzarnos por satisfacerl@ cada vez más, dando pié a que hagan lo mismo con nosotros. Así empezaremos una escalada de gozo que irá siempre en aumento.
¿Cuáles son aquellos detalles que hacen sexualmente atractiva a nuestras parejas (físicas y psicológicas)?
Lo primero que nos atrajo de nuestra pareja fue lo físico, lo que nos animó a acercarnos o a aceptar su galanteo; por tanto debemos destacar las bondades físicas de nuestra pareja; no entiendo como pueden satanizar de la manera más vulgar e insensata el aspecto físico y tomarlo como algo moralmente malo. Jamás caigamos en semejante necedad, recordémosle a nuestro novi@ lo hermoso que es, expresemos con detalle aquellas partes de su anatomía que nos alocan, en especial aquellas que nos incitan a la lujuria, preocupémonos porque se nos hagan cada vez más atractivas, que se mantengan y no sean descuidadas. Recordémosle lo bueno de su carácter, lo que hace que sea tan pero tan simpátic@ e irresistible para nosotros; esa actitud ante la vida, la forma de vestirse, de arreglarse, de maquillarte, la forma en que cuida algunos detalles, los juegos y fantasías sexuales, la audacia, la ternura, la sensualidad, cada una de ellas cuenta y complementa lo físico, es su alma, lo anima y lo potencia, así como puede deslucirlo y hasta hacerlo repulsivo.
Punto enormemente importante es cuidarnos a nosotros mismos también, preocuparnos por conservar la buena salud, la piel tersa y el peso adecuado y en especial la sonrisa amplia y la voz amable. Ejercicios intensos y frecuentes, cremas, pelling, exfoliación, todo vale.
¿Qué nos haría perder el interés sexual en nuestra pareja?
Sólo existen dos respuestas, la falta de comunicación y la inacción, la dejadez, la indiferencia; alguien a quien amamos y deseamos no se nos vuelve indiferente de un momento para otro, es un proceso que puede tomar meses, empieza con detalles que se van haciendo más frecuentes hasta hacerse insoportables, nosotros ayudamos guardando silencio, callamos y nos aguantamos pensando que ya pasará o que lo podemos manejar solos olvidando que estamos en una relación, no estamos solos, lo que nos afecta, afecta a nuestra pareja.
Sin embargo no es bueno ser ingenuos, la mayoría de veces las personas buscamos en esta indiferencia, en este desinterés por mejorar las cosas o solucionar los conflictos, la oportunidad perfecta, el pretexto perfecto para terminar una relación que ya no nos llena; pero porque no ser sinceros y evitar mayores daños, para que una lenta agonía cuando podemos tener un final digno, no necesitamos pretextos, sólo nuestra decisión es más que suficiente.
Nada asegura que una pareja nos durará para siempre, que nunca perderá el interés sexual en nosotros, que no tendrá un amante; como dijimos al inicio, la monogamia no es natural en el ser humano, así que debemos estar dispuestos a pagar el precio de ella, a esforzarnos por ser sensuales y mantener el atractivo para nuestra pareja, si bien eso no evita al 100% la infidelidad, pero si le quita excusas; si mi pareja es además la mejor de las amantes, ninguna persona sensata haría el esfuerzo por buscar un amante. Las excepciones a esta regla obedecen a comportamientos compulsivos que involucran algún tipo de problema psicológico.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Cuando el amor se convierte en compromiso

La mayoría de personas, en especial mujeres, bombardeadas por trilladas historias románticas, cuentos de hadas y mitos sociales, van al matrimonio asumiendo que con la ceremonia de marras culmina su realización en la vida, el resto no importa, la otra parte está en la obligación de, como dice el curita, amarla, honrarla y respetarla en la salud y enfermedad, riqueza y pobreza, anemia y obesidad, belleza y fealdad, todo bajo juramento. La parte del cuento que no te dicen es que Blanca Nieves se volvió una ludópata agresiva, que la cenicienta adquirió conductas sociopáticas, que el príncipe hipotecó el castillo para pagar la luna de miel, que el otro príncipe le pegaba a la bella durmiente y que termino en amoríos con Rapuntzel.
Una relación de pareja implica un compromiso, compromiso que se hace más fuerte conforme más escalones se suben –enamoramiento, noviazgo y matrimonio-, razón por la cual la gran mayoría de personas prefiere “estar saliendo” con alguien, que ser enamorad@ de alguien. No tiene nada de malo cuando las reglas están claras y cada quien sabe lo que quiere, pero cuando damos ese paso hacia el noviazgo, entonces sí que hay responsabilidades a cuestas.
El amor es un sentimiento espontaneo, libre, no es para nada una obligación. No se puede amar a alguien simplemente porque una ley o un contrato lo dice; desde ese punto de vista las palabras del curita que mencionamos antes, estarían de más; pero no es así, el amor como sentimiento es relativamente estable, es decir, no desaparece de un día para otro, es necesario un acontecimiento fuerte, dramático, incluso traumático, para que esto ocurra. Por lo general el amor se termina lentamente, con ayuda de ambas partes que no se dan cuenta o, para ser más específicos, no quieren darse cuenta de que las cosas no evolucionan a mejor, sino que van de mal en peor. Precisamente ahí es donde se demuestra que tan comprometido estas con tu relación, que tan consciente estuviste a la hora de aceptar ese compromiso; ahí, justo ahí, cuando la cosa se pone difícil, es cuando recordamos que tiempo atrás decidimos espontanea y libremente unirnos a esta persona por que la amábamos y nos amaba, y ambos aceptamos hacer nuestro mayor esfuerzo por que las cosas vayan bien, crezcamos juntos y seamos felices. ¿En qué momento nos olvidamos de eso? ¿Entre el estrés del trabajo y las responsabilidades de la casa? ¿O entre las salidas con los amig@s y la gente nueva que conocemos y el mundo de posibilidades que nos ofrecen? Nunca lo sabremos, pero el compromiso está ahí, vivo, latente, llamándonos a honrar nuestra palabra impidiendo que ese amor que en un momento nos unió de diluya por completo.
Entonces ¿Qué hacer? Para empezar no dejar de lado nuestra relación, darle su espacio, así como somos capaces de darle espacio a nuestro trabajo, nuestros pasatiempos y caprichos, con mayor razón es importante darle espacio a nuestra pareja, pero espacio de calidad, no un momento juntos donde yo miro la televisión mientras tu juegas con la computadora, o ambos nos juntamos a enfrascarnos en nuestros quehaceres laborales; tiempo señores, tiempo de calidad, tiempo donde se pueda intimar, contarnos lo que nos pasó durante el día, nuestras expectativas, nuestros malos momentos y sentir, y sobre todo tener la seguridad, de que ahí está la otra persona para apoyarnos pase lo que pase.
Involucremos a nuestra pareja en la relación, nunca demos todo sólo nosotros, es necesario también recibir, es necesario que la otra parte aporte a la relación, que se sienta incluid@, jamás relegado, los mimos, los engreimientos deben ir en ambos sentidos, no necesariamente de la misma manera pero si deben existir señales claras de que hay amor e interés por parte de ambos, si no lo hacen lo más probable es que terminen por no valorarla su relación y se sientan inútiles y rompan el compromiso; pídele que planifique una salida, que planifique un fin de semana,- esta semana yo te llevo a un lugar nuevo y tú lo haces la próxima. Rompan la rutina juntos. Busquen que ambas partes cuiden el atractivo físico y sexual, no permitan que la rutina y el abandono los vuelva obesos o famélicos, huacháfos o desgarbados. Si ven indiferencia en la otra parte, pues es hora de charlar abierta y sobre todo sinceramente, buscar una solución, incluso la más extrema que es terminar con la relación.
Dense un tiempo, al menos una vez  a la semana, para recordar porque escogieron a esta persona como su pareja, que fue lo hizo que se enamoraran de esa manera, compártanlo ambos y recuerden las virtudes que admiran el uno del otro y también las cosas que hay que mejorar, creen rituales, lugares especiales, objetos, etc., con un significado muy particular e íntimo para ustedes.
Reconoce al ser humano libre que existe en la otra parte, es tu enamorad@, tu novi@ o tu espos@, pero bajo ninguna circunstancia es tu propiedad, no te pertenece, se pertenece así mismo, es libre y en su libertad elige estar a tu lado, no l@ celes, no le pongas límites y jamás le exijas algo que tu mism@ no eres capaz de darle. Jamás lo trates como niñ@, tu pareja es un adulto, libre y responsable plenamente de sus actos, por lo tanto, jamás le digas que hacer, limítate a darle tu opinión y respeta su decisión y, así no estés de acuerdo con ella, apoyal@. Es la única manera en que permitirás que crezca como persona, no que se estanque; pues esa es una de las cosas más importantes de una relación, enriquecernos mutuamente el uno del otro.
Por último, aspira no sólo a ser el mejor amig@ de tu pareja, sino su cómplice; eso marca la diferencia entre una relación buena de una excelente y feliz.
El amar a una persona implica un compromiso con el sentimiento, si ambos asumen que se aman, entonces ambos deberán hacer un esfuerzo unido para fortalecer su relación día a día, no es gratuita la felicidad en pareja, cuesta mucho, por eso mismo debemos ser claros y sinceros con nosotros mismos acerca de lo que queremos y estamos buscando; ni no somos capaces de asumir ese compromiso, de involucrarnos en nuestra relación, entonces mejor abstenerse, no perdamos el tiempo nosotros ni se lo hagamos perder a nadie más. Si lo llegamos asumirlo, entonces, como todo compromiso, pongamos todo de nuestra parte para sostenerla y tener éxito. Si termina, pues sabremos que no fue por causa nuestra, ¿ese consuelo sirve de algo? Tal vez no mucho cuando enfrentamos el dolor de una ruptura, pero lo cierto es que, sin comprometernos, no existe ninguna otra posibilidad de llevar una relación sana, madura, enriquecedora y feliz. 

viernes, 24 de septiembre de 2010

De olores y sabores

Estaba en casa de mi “amigo osito”, solos los dos, su padres estaban de viaje, charlábamos amenamente cuando ella llamó, me dijo que quería verme, le dije donde estaba y que saldría para allá, pero cuando supo que tenía la casa para mi decidió hacerme una visita. Bajó del taxi y sentí ese olor a Bayli´s que se mezclaba con su aroma natural que tanto me incitaba, pasó y nos quedamos los tres en la cocina charlando y bebiendo maracuyá sour, pasamos a la sala y mi “amigo osito” subió a su cuarto a contestar su celular, ella se levantó y me empujó contra la pared, me devoró a besos y metió su mano debajo del buzo buscando con ansias, sonrió con malicia y satisfacción cuando comprobó que estaba erecto,  empezó a sacudirlo con fuerza, casi lastimándome, “mi amigo osito” bajó e interrumpió lo que venía, ella regresó al sillón sin mucha prisa, mientras charlábamos cubría su nariz con la mano con la que me había estado masturbando, la olía intensamente y me lanza una mirada cargada de una lujuria que hasta entonces no había conocido.
Prudente, mi “amigo osito” subió a dormir y nos dejó a solas, ella me arrastró arrancándome la ropa en el camino hasta el cuarto donde tuvimos uno de los encuentros sexuales más sangrientos, no dudo en arañarme, casi cada parte de mi cuerpo, la adrenalina y la excitación que sentía me insensibilizaba al dolor, por el contrario, me azuzaba más, una herida particularmente sangrante la terminó por desesperar, lamiendo y bebiendo la sangre con una morbosidad que terminó por alocarme.
Ella tenía un gusto morboso por los olores y la sangre, gozaba profundamente zambullendo su nariz en mis axilas y dormía cerca a ellas. Si bien ella fue la más audaz e inolvidable, hubieron otras tantas que complementaban el placer sexual con el placer olfatorio; R disfrutaba lamiendo mi sudor y tocándolo con sus manos para aplicárselo en su cuerpo; Y me arrancaba la ropa interior y la olía un buen rato antes de iniciar el ataque, era como si cargaba combustible por la nariz, F se obsesionaba con mis pies y por ende mis medias. L, M, S, me pedía que no me aseara los genitales durante el día para luego frotar sus manos en mi pene para después usar sus manos como una máscara inhalando lo más que podían. No sólo las parejas con las que estuve sino varias amigas, me contaron el placer enorme que les producía oler las prendas de su enamorado; beber su semen –para algunas no existe coito si él no ha eyaculado en su boca y ella bebido su semen-, beber su saliva, lamer el sudor o la sangre, etc, la gama es amplia y variopinta.
Sin embargo no todas son tan evidentes, muchas amigas y también parejas, me han comentado lo mucho que disfrutan al ponerse la prenda de su enamorado  impregnada con su aroma, pensando en ello caí en cuenta de que algunas chicas con las que me involucré me pedían que les prestara algo para abrigarse en las noches e irse a su casa así, cuando quería sacar algo limpio me pedían que no lo hiciera, que no me molestara, que bastaba con la casaca o chompa que había estado usando, un par de ellas me confesaron que dormían con la prenda puesta y oliéndola durante toda la noche.
Yo tampoco me he librado del placer de los olores, hay dos lugares que me gusta hurgar en el cuerpo femenino, el cuello y por supuesto la entrepierna, lo más profundamente posible,  eso sí, hay olores y olores, algunos te alocan otros no tanto, otros incluso te repelen pero son una forma certera de determinar que tan atractivo te puede resultar la persona basándonos en que tan afrodisíaco nos resulta su aroma natural, libre de perfumes y olores artificiales. Hay veces en que lo podemos considerar algo demasiado bizarro y nos cohibimos quedándonos con las ganas, sin embargo no sería para nada mala idea arriesgar un poco, después de todo también es una forma de evaluar que tanta tolerancia y apertura tiene nuestra pareja, y si esta es compatible con la nuestra.

martes, 21 de septiembre de 2010

Ganando la pelea

Pocas veces me han tocado parejas conflictivas, que tienden a la histeria y que les resulta muy difícil evitar ser dominadas por sus emociones. Es toda relación siempre habrá momentos de conflictos, discusión y peleas, la gran mayoría de ellas de fácil solución, en este post veremos algunas estrategias para solucionar los conflictos de pareja.
Recuperar la calma:
Lo primero que se pierde es lo primero que se debe recuperar, la calma. Un reclamo puede convertirse rápidamente en una discusión y después en una pelea si le echamos más leña al fuego. Si tu pareja empieza la pelea y vez que a cada momento se altera más, no permitas que llegue a niveles incontrolable, menos aún permitas que te descontrole a ti. La mejor forma es salir inmediatamente de la situación; decirle con calma y firmeza: “amor, estas muy alterad@ y me estas alterando a mi también, vamos a calmarnos, voy a salir un momento y en un rato me tranquilizo y regreso”. Si está tan alterada que no quiere que te retires, es más, trata de impedirlo a toda costa, mantente firme en tu decisión, si esto no resulta entonces una solución desesperada es sentarse en algún lugar, incluso en el suelo, encogerse, tomarse las rodillas, agachar la cabeza y quedar en silencio, tratar de pensar en otra cosa hasta que la persona este calmada.
Evaluar la situación:
Mientras recuperamos la calma y estamos solos o en silencio pensemos en la manera de afrontar el conflicto, cuales son los puntos más importantes y que tanto podemos hacer para solucionarlo.
Centrarnos en el hecho:
Preguntemos directamente que es lo que causó el conflicto, que originó la pelea, que es lo que no le gustó y que propone para solucionarlo, muchas veces la discusión se va por las ramas haciendo largo y tedioso la búsqueda de una solución. Las distracciones más frecuentes son elaborar un informe detallado de los antecedentes del conflicto, citando sucesos acontecidos hace bastante tiempo atrás y que sólo sirven para desenterrar rencores pasados e incrementar la hostilidad; otra actitud típica es ser recurrente con una idea, repetirla una y otra vez hasta el cansancio; también determinar pormenorizadamente el grado de culpa de tiene la pareja, quien es más culpable, repetir detalles una y otra vez hasta el hartazgo. Estas conductas no tienen sentido en absoluto, los hechos del pasado pertenecen al pasado, no son antecedentes de nada si es que se llegaron a solucionar y de no ser así entonces será buen momento para hacerlo; sobre los culpables, al ser una pareja ambos comparten la culpa, generalmente por falta de comunicación, asertividad y perspicacia para conocer y evaluar a la pareja actual.
Soluciones ya:
Entre ambos buscar alguna solución que satisfaga a los dos. Si a él no le gusta que te quedes prendida del face mientras están juntos en la casa entonces la solución es simple, no lo hagas, dile que no lo harás más y listo.
Negocia:
Si como en el punto anterior, no puedes dejar de hacer lo que haces porque es parte de tu trabajo o es muy importante para ti, entonces negocia, en que momentos puedo hacerlo o que tanto puedes sobre llevarlo sin incomodarte, establezcan reglas de común acuerdo para que ambos se sientan satisfechos.
Comprométete:
Si llegan a un acuerdo cumple tu parte, es muy importante que lo hagas, eso demostrará tu grado de madurez, hará que te respetes a ti mismo y que tu pareja te respete aún más, pues será consciente de que eres una persona de palabra. Si no lo haces, sólo contribuirás a que los conflictos que vengan (porque actuando así definitivamente vendrán) sean cada vez más agresivos y nunca se llegue a ninguna solución, condenando a tu relación al fracaso.
Recuerda que una relación de pareja no es egoísta, tienes que dar de ti al máximo, sacrificar muchas cosas por el bienestar, no de tu pareja, sino de tu relación y eso te incluye a ti, si crees que tus actividades son más importantes es totalmente evidente que no valoras a tu pareja lo suficiente y es más madura dejarla ir que retenerla tercamente. No importa que tan acalorada sea la discusión, jamás permitas que lleguen a convertirse en violencia física ni verbal, los insultos y gritos son el anunció de que cosas peores han de venir, no permitas la violencia jamás, respetándote a ti mismo y tu integridad como persona es la única forma de que te respeten y puedas, a corto plazo, construir relaciones sólidas y felices.
Una pelea bien ganada es donde ambos terminan ganando.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Iras Tontas

He pensado que no caería nada mal penalizar el mal humor. Una multa o trabajos comunitarios para aquellos que se la pasen renegando o poniéndose histéricos sin razón justificable. Todos nos enojamos, muchas veces con justa razón; pero seamos honestos, ¿Cuántas situaciones merecen realmente que segreguemos cantidades industriales de bilis? Peor aún, no se justifica que arrastremos el mal humor durante el resto del día, aunque no faltan los que lo arrastran el resto de la semana, incluso el resto de su vida, si es que se puede llamar vivir a eso.
Hay situaciones sobre las cuales no podemos ejercer control, simplemente se dan a favor o en contra nuestra, pero si podemos determinar cómo responder ante ellas; pensemos que tenemos una reunión importante a la cual iremos con nuestra pareja, si ella se demoró más de la cuenta en bañarse y ya estamos atrasados es natural que nos enojemos, más aún si la reunión es muy importante para nosotros. Alguno optará por reclamarle a ella, otro incluso le gritará todo el camino, antes y durante la reunión de marras; pero ¿alguna de estas conductas sirve realmente de algo? El tiempo no retrocederá por mucho que castiguemos a nuestra demorona acompañante; tampoco hará que el tráfico vaya más rápido, sólo terminaremos por mortificarla a ella, eso puede provocar que se deprima y hasta llore, o que no aguante más y empiece una acalorada discusión; en ambos casos no la pasaremos bien; que pasaría si en lugar de ello mantuviéramos la calma, le recordemos lo importante de la reunión, aceptemos las disculpas y nada más. Probablemente ella estaría más dispuesta a ser cariñosa con nosotros y a compensar de alguna manera la falta, sea en la reunión o fuera de ella, vertical o mejor aún, horizontalmente, de todos modos la pasaríamos mejor que si vamos con la bilis revuelta de tanta rabia y la vamos desfogando a cada instante.
En el cumpleaños de ***  fuimos a almorzar, en lo mejor de la velada llamó su hermana para verla, ella no estaba con tantas ganas pues había hecho otros planes, pero que podía hacer, es su hermana la que le pide verla en su cumpleaños y ella no comprendía que era ella la homenajeada y la que tenía potestad de pedir y hacer lo que la ponga más feliz, pero temía que su hermana se pusiera histérica i s resintiese de por vida, así que decidió ponerse histérica por ella. Salió apresurada y enojada porque se le hacía tarde y no había podido comunicarse con su hermana a su celular para pedirle que la esperara más tiempo. Me preguntó si quería ir y le contesté que bueno, pero durante el camino se dedicó a buscar un pretexto para discutir, alguna palabra mal dicha o un comentario cualquiera. Una vez en el lugar las cosas mejoraron y al final hizo algunas cosas de las que tenía programadas; pero al final, mientras le mostraba como se activaban las piletas de Plaza Real presionando unos botones con los pies, ella trató  de hacerlo con la mala fortuna de romperse el taco de su bota, eso causó gracia al inicio pero terminó por volver a la carga incluso echándome la culpa de su accidente por alentarla a ello y pidiéndome que me fuera; me pareció una idea magnífica así que me regresé a casa.
El caso es anecdótico y muestra como las personas que toman decisiones incorrectas pueden terminar presas del enojo; no debemos hacer las cosas por compromiso sino porque así lo deseamos. Es muy fácil echarles la culpa a los demás, nos libera de responsabilidades, pero lo cierto es que nosotros y sólo nosotros somos los que tomamos la decisión final.
El problema de convivir con una persona así es que tarde o temprano terminan por contagiar su mal humor, en su afán de descargar su enojo desplazan su frustración hacia personas más vulnerables o con menos capacidad de respuesta; suelen ser recurrentes en el tema, repetir y repetir hasta el hartazgo y provocar una reacción agresiva en su contra, encontrando así alguien con quien pelear.
Si nosotros somos lo enojones, pues a cambiar, vivir coléricos es como un cáncer que hace metástasis en los que nos rodean, los contagiamos con nuestra rabia, y la extendemos a cada aspecto de nuestras vidas, llegando incluso a herirlos y los maltratarlos (siempre y cuando ellos nos lo permitan), los alejamos de nuestro lado de la peor manera. Pero quizás el mayor crimen sea tratar de hacerlos tan miserables como uno.
Evitar eso no es nada fácil, requiere de mucha fuerza de voluntad, para empezar está lo más difícil, admitir que existe un problema, la mayoría de estas personas asume que tiene la razón y que no son ellos el problema sino los demás que son los que lo hacen rabiar; hacer que alguien entienda esto es una tarea titánica.
La mayoría de estas personas buscan pelea como una forma de llamar la atención, discutir, pero eso sólo se puede hacer en presencia de otro, así que si lo dejamos solos unos minutos, tal vez 10 o 15 o incluso el resto del día, dependiendo de la intensidad de su cólera; le daremos tiempo para que se calme y reflexiones sobre su conducta, al regresar estará más dispuesta al diálogo que a la confrontación.
Jamás, jamás pidamos disculpas si no hemos hecho nada malo, pedir perdón es asumir que tenemos la culpa y por tanto ellos son inocentes y, por supuesto, tienen la razón.
El punto más crítico y de lo que más alertas hemos de estar es sobre la humillación, nunca permitamos que nos humillen o se hará costumbre, asumiremos ese rol y seremos seriamente dañados en nuestra psiquis; evitarlo no consiste en riñas o gritos, basta con un “esto no te los voy a aguantar” e irnos inmediatamente del lugar, esperar a que nos llame y explicarle que nunca permitiremos que nadie nos humille de esa manera. La violencia jamás debe ser tolerada pues siempre tiende a crecer.
Ofrezcámosle alternativas a su enojo, hagámosle reflexionar sobre todas las cosas buenas que podría obtener si se tranquilizara, todo lo bien que podría pasarla si no renegara.
Tengamos presente que una pareja conflictiva puede terminar perturbando nuestra vida, recordemos que a las personas se las acepta tal y como son, no nos quejemos jamás de decisiones que tomamos con conocimiento de causa.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Estamos saliendo


-Ya no quiero volver a tirar contigo.
-¿Por qué?
-porque estoy saliendo con alguien.
-entonces estas con enamorado.
-no, estamos en proceso.
-en prosexo.
-no, nos estamos conociendo primero, pero estamos en proceso de ser enamorados.
-creí que lo conocías desde el colegio.
-así es, pero dejamos de vernos varios años; fue mi primer enamorado en el colegio.
-pero, ¿están tirando o no?
-sí.
-Pero no son enamorados y se están conociendo, ¿correcto?
-sí.
En ese momento no pude evitar soltar una sincera carcajada frente a ****. No entiendo porque la necesidad; generalmente femenina; de justificar nuestra conducta sexual bajo el impoluto manto del amor, algo parecido o aproximado a: -tengo sexo con él, sí; pero eso es porque estamos pensando en ser enamorados; además recién nos estamos conociendo. ¿Qué clase de razonamiento absurdo, primitivo e infantil es ese?
El alegato común es la falta de conocimiento de la otra persona, pero ¿qué esperamos realmente conocer de esa otra persona?, ¿tenemos definidas aquellas características que son importantes para nosotros y que constituyen la basé de una relación exitosa? En otras palabras ¿sabes que quieres conocer de esa persona?
Dejemos en claro que la atracción y el amor son sentimientos, fenómenos multidimensionales, cuyas causas son casi imposibles de definir, amamos a las personas no por “algo” en particular, sino por muchos elementos, intrínsecos, extrínsecos, tanto de una parte como de la otra, personales y ambientales. Determinar la razón por la que amamos a alguien es imposible, generalmente cuando nos preguntan al respecto mencionamos aquellas cosas que valoramos de ella y que cuentan con la aprobación general, pero en sí sólo constituyen un pálido reflejo –a veces distorsionado- de las causas reales. Primero el sentimiento, luego el argumento. La atracción por alguna persona nace en el primer impacto sensorial, cuando este es demasiado intenso los llaman amor a primera vista; pero esta atracción que en un inicio puede ser pequeña, puede incrementarse enormemente con el paso del tiempo; haciéndose más fuerte y terminando en enamoramiento; rarísimo es el caso donde una persona que nunca nos atrajo al inicio, sea tiempo después fuente de una atracción sincera y fuerte (y con sincera quiero decir básicamente “no económica”). Si la atracción existe y es mutua, ¿porque no seguir al siguiente nivel y empezar una relación como enamorados?, ¿Por qué tiene que haber sexo primero antes de empezar una relación formal cuando el supuesto objetivo es llegar a ser enamorados? El enamoramiento es básicamente una etapa de descubrimiento, lo que hallemos ahí nos animará a ascender al siguiente nivel, noviazgo; y si este paso también marcha bien terminaremos disfrutando de los placeres del himeneo o matrimonio. Entonces ¿porque ese afán de dilatar ese paso? Sin embargo no tengo mayor empacho en acceder a tener sexo con mi “enamorado en proyecto”, de esto sólo puedo deducir dos causas, miedo o pendejada (1); definitivamente la segunda me parece más convincente que la primera.
El amor es un sentimiento que brota espontáneamente, no nos programamos para amar a tal o cual persona, simplemente sucede, las posibilidades se incrementan si a la persona la vemos constantemente y por periodos relativamente largos.
Pero  ¿qué significa exactamente la relación de “estamos saliendo”?: compañía, salidas, diversión, pero sobre todo la posibilidad de tener sexo; en la práctica es casi una relación de enamorados pero sin estar enamorados y con la posibilidad de salir con otras personas sin tener que dar demasiadas explicaciones. Con el tiempo es enormemente probable que uno de los dos termine enamorado de la otra persona. Si esto ocurre y  no es correspondida, la otra parte se puede sacudir fácilmente del contratiempo argumentando que no son enamorados, que sólo están saliendo; obvio, no hay ningún compromiso, sólo salidas y sexo, algo bastante light. Al final alguno de los dos terminará triste y dolido o como se suele decir “con el corazón roto”, aquello de lo que tanto nos cuidamos en evitar y la razón por la que quisimos tener una relación “estamos saliendo” terminó por ser una realidad inevitable que nos hace sufrir; el mismo drama hubiéramos pasado si la relación hubiese sido de enamorados; pero según los defensores del “estamos saliendo” duele menos así, ya que no se involucran sentimientos; dudo mucho que eso sea verdad pues al rechazo hay que sumarle la frustración de no poder hacer nada más que darle la completa razón.
“Estamos saliendo (para ser enamorados)” es por lo general una pendejada; “estamos saliendo” casi siempre involucra sexo, pero sin el engorroso protocolo de presentarlo(a) como nuestro(a) enamorado(a) limitando así nuestras posibilidades de encontrar otra pareja mejor, con lo que la persona con quien “estamos saliendo” encajaría perfectamente con la cantinflesca frase  “más merezco contigo me conformo”, aunque para ser más precisos habría que añadirle un profético “por el momento”; pero además nos evitamos participar en embarazosas y comprometedoras reuniones familiares o de grupos de amigos, estar presente en los cumpleaños, darles un obsequio, festejar aniversarios y demás compromisos, si la chica con la que “estoy saliendo” está de cumpleaños y quiere verme, bastará un “estoy ocupado” para tener el día libre y que no me insista, pero si fuera mi enamorada no me quedaría más remedio que verla al menos un momento para saludarla; y, si estoy ocupado realmente, el compromiso de la relación me obligaría a dar detallada cuenta de mis ocupaciones y probar realmente mi situación.
En si este tipo de relaciones no son malas, pero hay que determinar algunas reglas a seguir y sobre todo definir honestamente que se pretende, no necesitamos engañarnos ni engañar a otros para satisfacer nuestras necesidades,  afectivas, emocionales, sexuales; no debemos crearnos ni crear falsas expectativas, si la relación termina en romance y noviazgo será de manera natural, espontanea, no planificada ni forzada. Podemos considerar estos tres puntos para evaluar o guiar nuestra relación “estamos saliendo”:
1.- Seamos honestos en todo momento, si sentimos que nuestros sentimientos están desbordando y estamos enamorados, no lo callemos, expongamos estos sentimientos a la otra parte, así podremos saber si el sentimiento es mutuo y evaluaremos las posibilidades (en base a la conducta no en las palabras)  de que nuestros deseos se concreten o terminar la relación evitando problemas mayores.
2.- Si se supone que es para conocer a la persona, determinemos aquello que queremos saber de esta, que características pueden ser decisivas y cuáles no, y enfoquémonos a hallarlas en él o ella.
3.- Fijemos un plazo para obtener la información anterior, un hito en el tiempo donde deberemos tomar la decisión sobre el rumbo que deberá seguir la relación, que básicamente son tres, terminarla, mantenerla pero sólo como amantes o, formalizarla.
4.- Determinemos objetivamente si hay una correspondencia de sentimientos entre ambas partes, si nos ama o no; eso lo podemos deducir no de sus palabras, sólo de su conducta, si nos busca, se esfuerza por hacernos sentir cómodos, se interesa por nuestras cosas, recuerda detalles personales nuestros, se da un tiempo para vernos en las fechas importantes sin importar lo que tenga que hacer, etc.
No  tenemos porque mentirnos a nosotros mismos, ni a nadie, la vida es en sí complicada como para tratar de hacérnosla aun más complicada; ser honesto es señal de respeto hacia la otra persona, le damos la oportunidad de tomar una decisión con conocimiento de causa; nosotros mismos no debemos dejarnos llevar por los sentimientos y emociones que suelen enceguecernos, sólo así tomaremos decisiones correctas. Cómo evolucionen las cosas, eso es algo que eventualmente puede escapar a nuestras proyecciones pero siempre tendremos la decisión final.

(1) Utilizo este término pues dibuja con mayor precisión la intención de sacar provecho de una situación sin pagar las consecuencias, el uso vulgar de la palabra incrementa mejor su aplicabilidad al caso dado que la estrategia que describo es de una hipocresía bastante vulgar.

viernes, 20 de agosto de 2010

Todas son crédulas, ingenuas

Las mujeres son estúpidas, torpes, falsas, les das un poco de alcohol y abren las piernas sin reparos; te puedes ir de juerga, fornicar con otras y te creen cualquier pretexto, obvio, si no tienen cerebro como no te van a creer todo, por tanto puedes ser todo lo infiel que te dé la gana, ellas nunca terminarán contigo y digo ellas en plural pues no sólo se trata de la enamorada o “la firme” sino también de las “trampas” y “choque y fuga”.
Esta es la imagen que tienen algunos hombres de las mujeres; podríamos pensar que es una imagen equivocada, pero lo cierto es efectivamente hay algunas mujeres, no podría decir si pocas o muchas, que son tal como las que se describen líneas arriba. Lo que me deja un desconcierto mayúsculo es que muchas de ellas no son realmente tontas, saben que les están mintiendo, saben que el pretexto que le pone su pareja es simplemente un argumento soso para retenerlas. No concibo como alguien en su sano juicio desee fervientemente dar la imagen de estúpida ante los ojos de los demás, años luz es preferible, o que te traten de puta o de perversa, pero estúpida… no lo entiendo, pero es evidente que algún beneficio obtienen o pretenden obtener de la supuesta representación. No existe, al menos para mí, nada más anafrodisiaco que una mujer estúpida o que funja de ello, pierde totalmente el sentido de lo erótico o placentero, puedes pasarla por una noche de placer, pero ser consecutivo con ello no podría, no sería capaz de soportarla vestida.
Corina empezó hace poco una relación de enamorados con un chico bastante simpático, agradable, acomedido, como todas las relaciones ella la inició con entusiasmo y muchas expectativas, llegado el largo feriado de Fiestas patrias el susodicho se desapareció por completo, no llamo ni escribió en varios días, a su regreso le explicó que unos tíos suyos habían llegado del extranjero y que se fue con ellos a cañete, lamentablemente olvidó su celular, razón por la cual no pudo comunicarse ya que no sabía él número de su amada. Este argumento, dicho con dulzura, emotividad y apelando a los buenos sentimientos que tiene la pareja por uno, puede llegar a ser creíble, pero la razón despiadada muestra lo contrario, para empezar, no los viajes no se planean en minutos, no voy a tu cuarto a despertarte y decirte que en 15 minutos salimos a cañete así que vístete ya nos vamos; tampoco hay posibilidad alguna de que olvidemos comunicarle a nuestra pareja; no por amor, sino por acto de simple cortesía; que nos iremos de viaje; más aún, y asumiendo lo intempestivo de la partida, podría haberle escrito un mail desde cualquier cabina de internet de las tantas que hay en cualquier ciudad del país, más aún en cañete. El uso de la razón nos muestra que no existió el más mínimo interés es avisar, más aún actuó desconsideradamente, lo más terrible es que eventualmente las emociones pueden bloquear el uso de la razón y terminar por creerle. Hace poco ella descubrió unas fotos en su perfil de Windows live msn de una supuesta ex, pero las fotos eran recientes; él le dio una explicación relativamente coherente, pero inmeditamente eliminó a Corina, su enamorada, de su lista de amigos del live.
Lo peor de esta situación y lo que me resulta incomprensible es que ella no le cree, no es que se trague lo que le ha dicho, sabe perfectamente que él la engaña y sólo quiere jugar con ella, ha perdido la confianza, base de toda relación, sin embargo no quiere dejarlo, finge creerle y siguen juntos; ¿es por sexo? pues a decir de ella no, ya que lo considera un amante bastante mediocre. Entonces que la ata a él, peor aún, ¿Qué hace que quiera dar una imagen de estúpida (por decir un eufemismo) ante su enamorado y evidentemente ante los demás? Inicialmente fue un afán de venganza según ella, engancharlo de tal manera que termine a sus pies; luego la idea fue cobrársela siéndole tan o más infiel que él y dejándolo en ridículo, pero ¿ridículo ante quien?, ella pretendía tener otros amante, pero de manera discreta, es decir, su imagen no cambia para nada a menos que ella haga público sus aventuras, cosa que difícilmente haría pues quiere mantener la imagen de niña buena. Al final sólo son pretextos, tal vez para alargar una relación sin sentido y asumir el fracaso de la misma, aún a costa de la humillación pública. Mujeres como ella crean una imagen distorsionada de la mujer en general,  ¿Cómo alguien podría tomar en serio a una mujer que no tiene dignidad, que no se respeta así misma?  Ignoro si mi amiga obtiene algún tipo de beneficio, regalos salidas o lo que sea, la pregunta es ¿qué precio le pones a tu dignidad?, ¿unas rosas?, ¿un regalo costoso?, ¿un viaje?, ¿una salida a un lugar exclusivo?, todo es una simple cuestión de costo – beneficio, determinar que vale más para mí ser firme con mi decisión para no tener que justificar lo injustificable.
Si no le interesas a alguien o si esa persona no demuestra que su interés por ti es el mismo que tú sientes por ella, entonces no hay más remedio que terminar la relación, sin reparos, sin miedos, mucho menos angustia, todo se puede superar y de hecho así será con algo de tiempo y ganas.

lunes, 26 de julio de 2010

No quiero parecer una puta

Estábamos en aquel bar, veníamos de una discoteca y luego de algunos bailes decidimos ir a un lugar más calmado; habíamos pedido un par de pisco sour tamaño catedral y charlábamos de todo un poco, en un momento dado, ella empezó a recordar lo que habíamos vivido juntos, con una habilidad natural el ella, habilidad que amo dicho sea de paso, ella guió la conversación de tal forma que sabía perfectamente que yo viraría a cuestiones sexuales; empezamos entonces a recordar los encuentros apasionados con lujo de detalles. Entre risas y un comentario sobre lo bien que la había pasado, ella deslizó su mano desde mi rodilla hasta mi entrepierna y se entretuvo sintiendo el crecimiento de mi virilidad reprimida por el pantalón jean que llevaba puesto. No tardo más que un par de minutos para que me dijera directamente y con toda claridad sin tener que aparentar discreción: “estoy arrecha, quiero que me des tu pinga”, luego siguió manoseando impúdicamente. ¿Qué podría haber hecho cualquier hombre ante semejante frase lanzada por una mujer hermosa y sensual? Pues lo que cualquier persona cuerda, pagar la cuenta y salir lo más rápido posible a complacer las ansias de tan apetitosa hembra.
Salimos acompañados de la mirada cómplice del mozo del lugar; al llegar a la superficie me pidió que compráramos una chata de ron, quería que bebiéramos algo más en el camino, así que avanzamos por una calle aledaña llena de beodos bohemios, durante el trayecto ella introdujo su mano dentro de mi pantalón y empezó a buscar piel para acariciar con vigor, se entretuvo llevándome por la calle cogido de la entrepierna hasta una avenida donde compramos una chata de ron y tomamos un taxi rumbo a su casa. Cuando llegamos empezó a desnudarme en lo que demorábamos en avanzar por el pasadizo hasta su departamento con el aliciente de que algún vecino noctámbulo saliese y nos descubrirá en dicho trance.
Cuando entramos todo fue desenfreno, gemidos, fuerza, mordidas, piel rasgada, sudor, palabras que pedían más de la manera más vulgar e incitante, sangre, penetraciones y un largo y perverso etc. Al final me dedico una felación maestra, de esas que sólo la vez en las pornos, mientras ella se masturbaba con la otra mano y pedía que la alimentara con mi semen; uno de los encuentros sexuales más espectaculares. Otros tantos del mismo calibre nos aguardaban en un futuro próximo.
La primera vez que lo hicimos ella se mostró tímida, cohibida, se cubrió con las sábanas y no me permitió apreciar su desnudez a mis anchas, la guié con calma, la traté con delicadeza y algo de dulzura al inicio, para ser más natural, más yo, y tratarla con pasión y apetito de lobo glotón. Ella respondió bien a mi impetuosidad y poco a poco empezó a tomar la iniciativa, para el amanecer ella fue la que descendió a chupar y chupar hasta tenerme listo para más ataques eróticos.
Con los años la confianza creció, me confesó que esa primera vez quería más cosas, le pregunté porque no me lo dijo, porque fingió ser tan delicada y modosa; me respondió que así tenía que ser, pues no quería que pensará que era una tremenda puta. La verdad a mi no me hubiera importado, me hubiera parecido una sorpresa deliciosa, de lo mejor, y probablemente me hubiera enganchado más a ella y más rápido.
Tengo una amiga que, bueno, santa no es, está de enamorada con un chico que aparentemente es un buen chico, sea lo que sea que signifique ello; y una de las cosas que la tiene ocupada es tener cortar con sus amantes eventuales para dedicarse a su pareja; ya llevan juntos un par de semanas y él está cada vez más impetuoso según ella me cuenta, le toca partes cada vez más privadas y cada vez con más audacia; antes de entrar en la tercera semana me preguntó cuánto debía esperar para tener sexo con su enamorado sin que éste pensara que es una puta o una chica fácil; a mi parecer no se trata de cuanto deba esperar, sino de cuando quiere ella que empiecen a tener relaciones sexuales, podría ser un día o dos, lo más importante de todo es la actitud, eso determina la relación, no con palabras que puedan sonar trilladas, sino con acciones concretas, gestos y acciones que digan: “quiero acostarme contigo, pero jamás permitiré que por eso no me tomes en serio”, una simple y a la vez complicada cuestión de respeto y autorespeto.
En ambos casos el temor es justificable, el imaginario colectivo concibe que toda mujer que demuestre abiertamente sus deseos, habilidades y capacidades sexuales es una reverenda puta, deliciosa, buena para amante, pero muy peligrosa para enamorada, ese temor radica más en la percepción del hombre de ser incapaz de satisfacer dicho deseo, de no ser capaces de estar a la altura de sus requerimientos y su desempeño. Por eso dudan mucho en mantener una relación estable y formal con mujeres así. Muchos hombres afirman que eso no es importante, que no les importa, en realidad casi todos mienten, el machismo está enraizado en nuestro subconsciente; si bien se han hecho avances sobre el tema, estos distan mucho de desterrar éste prejuicio de nuestro país. Siempre existirán dudas que maten y estas sólo se pueden despejar con una actitud firme y decidida como lo mencioné antes; de respeto para con nuestra pareja, comunicándonos y expresando nuestros sentimientos y emociones, y permitiéndole y estimulándolo a que él haga lo mismo, respetando aquellas cosas que le pueden ser muy mortificantes para él y evitándolas hacer; siempre y cuando estas sean razonables; y pidiendo que haga lo mismo con nosotros. Por último respeto hacia nosotros mismos para impedir cualquier tipo de maltrato, insinuación perversa, falta de respeto, con una severa e inmediata llamada de atención, no debemos permitir que esas conductas se hagan costumbre o no podremos controlarlas y las quejas quedarán de lado; por otra parte, y más importante, ayudas a que tu pareja sea una mejor persona, que supere miedos e inseguridades y respete a su pareja; no permitas que se convierta en un patán sólo porque tu asumes que el amor debe ser paciente y le permites hacerte y hacerse daño y no aportas nada a su desarrollo como ser humano. Si reincide te darás cuenta que no puede controlar sus emociones, por más doloroso o triste que parezca no dilates más los conflictos y corta por lo sano.