miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cuando tu me pegas

Cuando tu me pegas, me pongo contenta
porque yo siento, que te intereso
la ultima vez, que me pegaste
dejate marcas, dentro de mi
 (...) 
Un puñete para arriba, un puñete para abajo
un puñete en la barriga, un puñete en el costado
ahora las mujeres, vamos a disfrutar
esta bella tecnocumbia, bailando sin cesar (bis)

Esta es la letra de una tecnocumbia que cantan los Nosequien y los noscuantos, la canción en general es graciosísima, un verdadero mate de risa, sería más divertida y causaría más risa si no fuera en realidad tan pero tan irónica, puesto que la violencia contra la mujer es una realidad constante en nuestro país, lo más aterrador de esto es que se vuelve enormemente cotidiano hasta hacerse normal, porque es normal que recibas una buena cachetada si quemas la comida, si coqueteas con otro o si simplemente no haces las cosas como se debe, mínimo al menos una mentada de madre y recordarte lo inútil y estúpida que eres. Tal vez en algún momento de reflexión ambos se pongan a pensar en ello, en como él la insulta y agrede, en como la golpea, ella en cómo se deja golpear, humillar, denigrar; y luego caiga la pregunta impostergable ¿Cómo llegamos a esto?, recuerdan los primeros días de cortejo y posteriormente los primeros días de noviazgo donde la cosa no era así, donde todo era amor y cortesías, ¿Cómo se transforma una rosa en una cachetada o un halago en un insulto?
La Violencia es una escalada, empieza generalmente por algo pequeño, casi hasta justificable, porque es justificable que uno se enoje cuando ella llegué tarde o le falle en algo que él considera importante y lanza por ahí el primer insulto, la primera ofensa, el primer grito, luego vendrá la justificación, -estaba estresado, no sabía lo que decía, además es tu culpa. Estas últimas cuatro palabras son las más peligrosas, si las mujeres se la creen empezaran a creer también que todo es su culpa, que ellas son las victimarias, las perversas que alteran las paz de su pareja y que por lo tanto merecen cualquier forma de castigo. Este pensamiento hace que pronto los gritos se vuelvan más frecuentes, convirtiéndose después en insultos de todo calibre y por último en golpes y humillación pública. El siguiente paso es ver el maltrato como algo normal, algo que simplemente tiene que pasar; las mujeres de la  tribu Amhara en Etiopía piensan que es necesario que sus respectivos esposos las golpeen, el maltrato es casi un ritual a tal punto que de no ser golpeada por el cónyuge, la esposa tiende a pensar que está perdiendo privilegios entre las otras (la tribu Amhara es polígama) y que por lo tanto el esposo no la quiere, esto hace que él también este obligado a golpearla. Para los Amhara el maltrato a la mujer es normal, han crecido viendo esto y no los impacta; lo mismo ocurre en los hogares donde el maltrato está institucionalizado, los niños crecen pensando que es perfectamente natural golpear a una mujer por cualquier causa, las niñas piensan que deben soportar maltratos porque es su culpa es ser tan torpes. Esto causa una seria patología en nuestra sociedad, algo que es muy necesario erradicar. Consideremos algunos puntos clave:
·         La violencia es una escalada, empieza con cosas pequeñas, gritos e insultos relativamente menores, por lo tanto la mujer debe cortar esta escala justo cuando empieza, antes de que se haga incontrolable, decirle con tono firme y decidido que nada justifica los insultos, si cometiste un error entonces discúlpate, él sólo tendrá que optar por dos alternativas, o te perdona y siguen con sus planes juntos y disfrutan de su compañía o no te perdona y se aleja hasta que se le pase. Por parte tuya sume tu culpa y trata también de compensar tu falta, siendo excepcionalmente cariñosa por ejemplo, o preparándole una velada inolvidable o con un pequeño presente pero no dejes de compensar tu falta, eso le dará seriedad a la relación, hará que él sienta que realmente estas arrepentida e incrementará el respeto mutuo de la relación; alejando la posibilidad de guardar resentimientos que tarde o temprano pueden aflorar de manera incontrolable.
·         Muchas personas tienden compulsivamente a ser violentas, evita a este tipo de personas, las puedes detectar en su conducta habitual, cuando no pueden controlar su enojo o su ira ante situaciones cotidianas, como el tráfico o los servicios de atención, también cuando se muestran particularmente ansiosos y enojados ante cosas triviales como una cola; cuando no aceptan las disculpas fácilmente, por el contrario, buscan alguna forma de confrontación, por ejemplo si alguien lo choca involuntariamente.
·         Cuando es particularmente celoso y resalta constantemente el hecho de que eres suya en términos de posesión, como si de un objeto se tratase, no permite que hables con nadie y exige saber siempre dónde estás, incluso revisa tu celular y mails, los puedes reconocer desde el inicio pues preguntan más de la cuenta sobre si saliste o no, con quien y que hicieron, pidiendo muchos detalles.
·         Cuando vives en un estado constante de maltrato y no piensas que sea un problema o no percibes los insultos como maltrato, o si buscas intencionalmente alterarlo para que te agreda, entonces ambos han desarrollado una conducta patológica de la cual no será nada fácil liberarse sin ayuda profesional, en otras palabras y para que suene más claro, están enfermos, busquen el mejor profesional posible y además busquen el apoyo de sus amigos de mayor confianza.
·         El maltrato no es sólo hacia ti, al permitirle maltratarte también él maltrata su dignidad de ser humano, consentirle un golpe o un insulto es colaborar a que esa persona que dices amar se haga cada día peor de lo que es, no lo ayudas a crecer como ser humano, todo lo contrario lo humillas y permites con tu pasividad que se envilezca; por tanto ayúdalo de la mejor manera posible a salir de este círculo.
·         Permanecer indiferentes al maltrato ajeno es ser cómplices de ello.
Una relación debe contribuir a hacernos mejores personas, termine o no, la idea es aprovechar la experiencia y aprender de ella; permitir el maltrato no contribuye en nada a ello, si decimos amar a una persona primero debemos amarnos a nosotros mismos; no podemos dejar que se envilezca por culpa de nuestra inacción.