jueves, 11 de febrero de 2010

Como enganchar a un pata



¿Quiero saber que hace a una chica tan especial en el sexo como para enganchar a un pata?

Es una pregunta que una cara amiga me hizo. La respuesta puede ser complicada pues cada persona tiene preferencias particulares en cuanto al sexo, recuerdo a alguien que se erotizaba cada vez que le mordían la muñeca, otra persona destilaba hormonas cuando le chupaban los pies; siendo estos casos extremos demuestran que cada persona tiene una determinada sintonía para despertar su lujuria desenfrenada.
Lo que diré es algo que probablemente todos saben o al menos intuyen, así que espero no ser redundante. Para empezar no es la belleza lo que determina que tan especial es una chica en la cama; si bien es cierto es de gran ayuda; puede convertirse en un verdadero tormento. Imaginemos una mujer voluptuosa junto a nosotros en una habitación muy cómoda, ambientada y a media luz, la tomamos pero empieza a quejarse de que – no tan fuerte, -espérate, tengo que ir al baño, - espérate, tengo que volver al baño, - primero nos bañamos (a pesar de estar ambos limpios), -así no me gusta, -así tampoco, -esta pose me duele, - no te muevas así, y una larga lista de cosas que nos pueden resultar enormemente frustrantes.
La chica en cuestión debe ser sexualmente atractiva a nuestros ojos, y repito, a nuestros ojos, no a los ojos de los estándares de belleza socialmente aceptados, tampoco a los prejuicios sociales que hegemonizan determinado tipo de mujer de determinada raza, credo, contextura, talla, peso o lugar de residencia; simplemente debe ser deseable ante nosotros, el resto no importa. Al parecer las investigaciones concuerdan en que el detalle más importante de la pareja es la actitud, la desinhibición con que se maneja en la alcoba, más que cualquier otro detalle; aclarado ello, propongo algunos tips que pueden ser útiles si tu mujer, estas buscando alocar a algún hombre en el campo de Venus:
Un encuentro sexual se prepara con mucha anterioridad, el ambiente debe predisponer a la intimidad; si estas con ganas díselo abiertamente, si él te lo propone, acéptalo y no te hagas la difícil; que no te asuste lo que pueda pensar de ti, sólo un machista con algún triste complejo podría reprochar tu actitud en cuyo caso sería un valioso indicador del tipo de hombre que es y te ayudaría a tomar la decisión de seguir o no con él.
Una vez en el lugar, no temas desnudarte o dejar que él te desnude, si ha llegado tan lejos es porque acepta tu cuerpo tal cuál es, así que lúcelo para él, incítalo, déjalo que devore con la mirada lo que luego devorará con el resto de sus sentidos.
Los hombres somos más toscos y respondemos menos a la delicadeza, así que rozar la piel muy despacio y con mucha suavidad puede resultarnos incómodo, una caricia un poco más vigorosa podría dar mejores resultados; prueba besándole el cuello, mordiendo su espalda y el pecho, arañándolo despacio y susurrándole palabra estimulantes.
No cuides tu vocabulario, no te midas en las palabras, usa los términos que más desees, alguna que otra “lisura” bien colocada puede alocar a cualquiera.
El sexo oral es una de las cosas que más deliciosa resulta para ambos sexos, así que capacítate, mejora tus técnicas y recuerda que no es sólo chupar, también acariciar, masajear, lamer, no sólo el pene sino también los testículos, las nalgas y las piernas mientras lo chupan. Tal vez uno de los placeres más agradables es el que nos succionen los testículos; ojo que son una zona delicada así que si lo logran hacer con cuidado tendrán un impacto enorme. La técnica correcta radica en no morder no apretar los testículos, sólo succionarlos y jalarlos lo más que se pueda, pero sin que estos estén presionados. Si quieres que te hagan sexo oral a ti, pídeselo, se explícita, súper explícita.
Algo de lo más erótico para un hombre es cuando una mujer pide o simplemente devora nuestro semen, así que si no te gusta pues mejor intenta que eyacule dentro tuyo (SIEMPRE USA CONDÓN) o que te bañe en él, el semen en si no es dañino ni sucio, muy por el contrario, los estudios científicos confirman que los aminoácidos y demás sustancias podrían ser beneficiosos. Otro requerimiento usual en los caballeros es el sexo anal, sobre ese punto habría que tratarlo en un tema aparte.
Recuerda que hagas lo que le hagas, o te haga lo que te haga, gózalo, deléitate con lo que te hacen y con lo que hacen, los gestos son muy importantes, delatan tu estado de ánimo, sin importar que tanto se afanes en ocultarlos, siempre salen indiscretamente a flote; así antes de considerar fingir considera gozarlo realmente y para ello tendrás que guiar a tu pareja para que sepa lo que le gusta y lo que no; no esperes a que él te dé los orgasmos que quieres, lucha por ellos, esfuérzate por alcanzarlos; no hay nada más placentero que ver a nuestra pareja gozar con nosotros.
No se trata de cantidad, se trata de calidad, no importa si duras 2, 3 o más horas, se trata que lo que dures valga la pena, sea una visita al paraíso, así que evita limitarte y sobre todo limitar a tu pareja, gime todo lo que gustes, dile todo lo que gustes, aprende a conocer su ritmo para que sepas cuando está a punto de eyacular, así podrás ayudar a controlar su duración, cada persona es diferente y puede resultar un poco difícil sintonizar con unos y con otros puede resultar fácil, sólo ten paciencia.
Pero nada de esto sirve si no está presente lo más importante, lo verdaderamente importante, la honestidad con nosotros mismos, la esencia de una excelente relación sexual es cuando existe una verdadera compatibilidad con nuestra pareja, si nuestros temperamentos son diametralmente opuestos es mejor reevaluar la relación, sopesar la importancia del sexo en la misma y determinar, objetivamente, realistamente, si debemos o no continuar juntos. Los pequeños detalles pueden ser superados, se puede mejorar muchas cosas cuando se tiene la firme intención de hacerlo y sobre todo la capacidad, el resto son sólo autoengaños, globos que tarde o temprano explotarán.