martes, 30 de marzo de 2010

¿PORNO? ¿POR q NO?

Un hombre que no ve pornografía y que tenga más de 15 años es hoy por hoy una especie cada vez más en extinción. La pornografía alimenta nuestra fantasía y aviva nuestros deseos, nos da ideas que deambulan en nuestra cabeza a la espera de hacerlas realidad; bueno, esto en el caso del hombre; sin embargo en la mujer este puede ser un tema casi tabú. No muchas mujeres ven porno y menos aún lo admiten, sienten que las pueden catalogar de enfermas o “angustiadas”, a los hombres eso les puede parecer conveniente pues las dimensiones viriles entre el actor y la pareja real pueden ser demasiado notorias; lo mismo puede suceder con las mujeres pues tanto el aspecto físico como la capacidad sexual de una actriz porno está por encima del promedio. Miedos aparte la pornografía sabiamente empleada puede ser un gran aliciente a nuestra vida sexual, especialmente cuando la monotonía ronda nuestros encuentros íntimos o cuando queremos algo de placer auto infringido.
Algunas publicaciones y supuestas “investigaciones” tildan a la pornografía como un peligro social pues deforma las mentes predisponiéndolas a actos de violencia sexual y graves problemas en sus relaciones cosificando al ser humano y una larga lista de etc. lo cierto es que estas investigaciones son en la mayoría de casos financiadas por organizaciones cucufata o grupos religiosos que sólo buscan un aval dizque científico en su lucha contra todo tipo de acto perverso y pecaminoso; basta con seguir la pista de la institución que realiza el estudio y se sabrá quienes la financian y las intenciones de estos. Al final, si lo sabes dosificar utilizándola como estimulador puedes obtener resultados maravillosos; la industria del porno es tremendamente variada, existen películas con largos argumentos, con escenas softcore donde las actividades sexuales que se muestran son dentro de los estándares y otras hardcore donde el grado de versatilidad, crudeza y bizarría de las imágenes alcanzan niveles altos; en otras palabras, hay para todos los gustos.
Se me ocurren algunas recomendaciones para disfrutarlas en pareja:
Puede que a tu pareja la propuesta directa de ver una porno juntos le suene a perversión, le de miedo y la rechace; toca el tema con anterioridad y cuando lo hagas céntrate en dos aspectos claves, primero renueva los sentimientos de amor hacia tu pareja y déjale en claro que eso no cambia, luego explica tu curiosidad por el tema y las posibilidades de enriquecer tu vida sexual con ello.
Elige una que resulte atractiva a ambos, negocia, no vayan directo a las más fuertes si no estás seguro de que a la otra parte le apetezca, acuerden un tema y una película, ambos deben participar activamente en la elección.
Utilicen lo que están viendo de forma creativa, recreen o creen su propia fantasía, jueguen a los roles y eviten comparaciones que pudieran resultar incómodas.
Una porno es la llave de ignición que dispara el deseo y predispone la entrega de ambos, jamás la vuelvas el centro de la escena, enfócate en tu pareja que para eso está.
Al finalizar la experiencia abrazal@ y expresa tu afecto y ternura; jamás agradezcas pues no te ha hecho un favor, ambos lo acordaron y ambos lo disfrutaron.
No te envicies ni hagas de esta experiencia una rutina, busca otras alternativas.
Como siempre todo dependerá de la pareja con la que estén su nivel de comunicación y apertura a nuevas cosas, algunos son más recataditos otros más desenfadados y otros totalmente liberales.
A disfrutar de ello entonces.