lunes, 25 de enero de 2010

Masturbación femenina



Una compañera y amiga entrañable me contaba –Yo desde pequeña me masturbaba mucho cuando era chiquita, creo que desde los 11 años sino antes; me estimulaban las novelas; me inquietaban las novelas que daban en los canales, había algunas donde se veían escenas “de sexo”, claro que en realidad no se veía nada, pero el contexto era lo que me encendía y me empezaba a tocar con mis manitas hasta correrme. No sabes como deseaba que hubiera alguien que me penetrara, era lo que más quería en ese instante y mira que estaba bastante pequeña.


Me contó que ese deseo era intenso pero que con los estudios y otras actividades que tuvieron todo su tiempo ocupado los sublimó y estuvo tranquila hasta que tuvo su primera pareja y otra vez empezó sus ansiedades sexuales.

Algo que me resulta admirable y plausible de esta mujer es su maravillosa capacidad para gozar, para disfrutar del sexo y conquistar su orgasmo incluso cuando la pareja no es muy rendidora que digamos. Conocedora de su cuerpo, mi querida amiga puede guiarlos y moverse de la manera que más la excite hasta lograr su orgasmo o sus orgasmos, claro que mientras más, mejor.

De 43 mujeres que me refirieron soler masturbarse de adolescentes; todas ellas afirmaban que su vida sexual es satisfactoria, saben claramente que es lo que quieren de su amante; pueden tomar la iniciativa, se esfuerzan por conseguir el orgasmo y es raro que no logren alcanzarlo, no se lo dejan todo a su pareja; lo más importante, no expresaban sentimientos de culpa o tabús con respecto a la sexualidad además de ser más comunicativas con sus parejas. Esto sólo confirmaría una investigación de Mc Cary (1983) quien halló que del 31 al 37 % mujeres que nunca se habían masturbado, no pudieron llegar al orgasmo durante el coito practicado durante el primer año de matrimonio; mientras que, aquellas que se habían masturbado hasta llegar al clímax previamente al matrimonio, menos del 16% no pudo llegar al orgasmo durante el primer año de matrimonio.

Las investigaciones científicas confirman estos rasgos; inicialmente estas resultaron ser muy complicadas pues hay diversas conductas que no son consideradas como masturbatorias, pero al analizarlas mejor, descubrimos en ellas conductas auto estimulatorias de naturaleza sexual; Así tenemos que Ellis (en Brecher 1973) observó en una estación de ferrocarril en Suecia, a una joven campesina apoyada contra el respaldo de su asiento, con las piernas cruzadas, oscilando su pie con un movimiento rítmico y vigoroso, hasta que de pronto, su cuerpo se contrajo espasmódicamente. Su palidez y su transformación no dejaban lugar a dudas al observador bien informado del significado de aquella maniobra aparentemente inocente. Si consideramos a la masturbación como todo acto auto estimulatorio que tiende a producir o incrementar la satisfacción sexual, tendríamos que considerar a las fantasías eróticas como un acto masturbatorio, pues se ha encontrado que del 1 al 2 % de las mujeres es capaz de alcanzar el clímax mediante las fantasías sexuales (Mc Cary 1983).

Se ha encontrado que de todos los tipos de actividad sexual, la masturbación es la más satisfactoria en las mujeres, pues ‚esta conduce al orgasmo en el 95% de las veces, además se llega al clímax en mucho menos tiempo que con cualquier otra técnica; menos de 4 minutos en el 75% de los casos. Y es mucho más frecuente de lo que se cree en el grupo de mujeres "sexualmente maduras", pues el 30% de las casadas complementa su vida sexual con la masturbación (Kinsey y col. 1953, en Mc Cary 1983).

La frecuencia de la masturbación es muy variable en las mujeres, en la muestra de mujeres estudiada por Kinsey varía entre una o dos veces en la vida hasta 100 orgasmos en una hora (Mc Cary 1983).

No hay dudas que el autoerotismo es la más funcional de todas las formas de estimulación sexual, en las mujeres esa no es la excepción; en las investigaciones de Masters y Johnson (1966) se encontró que varias de las mujeres que participaron en experiencias sexuales en laboratorio, describieron que los orgasmos provenientes de estímulos directos como la masturbación eran fisiológicamente más satisfactorios que el coito, aunque‚ este último era más satisfactorio desde el punto de vista emocional. Además durante la masturbación la mujer tiene pleno control sobre factores como intensidad y duración de la estimulación (muy importante considerando lo sensible del área), así como sobre la libertad para fantasear, por lo que en algunos casos de anorgásmia secundaria la mujer no puede sentir el orgasmo durante el coito, pero si con la masturbación (Ochoa 1991).

Referir más estudios realizados sería redundar en lo mismo; lo interesante sería considerar la experiencia personal de las mujeres; si las que se masturban consideran que eso ha contribuido a mejorar su vida sexual y las que no lo hacen ¿Por qué no lo han hecho? Y si están dispuestas a practicarlo.