lunes, 11 de octubre de 2010

¿Quién dijo monogamia?


Todas las personas que aspiren a tener una pareja estable, o al matrimonio, deberían tener muy en cuenta que el ser humano es polígamo por naturaleza, su esencia natural, tanto en hombres como en mujeres, es tener tantas parejas como pueda. No habríamos tenido éxito como especie de haber sido animales estrictamente monógamos. Incluso en las especies más “fieles”, aquellas cuyas uniones son para toda la vida, la hembra se aparea con el macho más apto y luego retorna con su pareja de siempre para cuidar a la prole, asegurándose así una descendencia de calidad. El ser humano no es la excepción, todo lo contrario, el macho busca instintivamente aparearse con la mayor cantidad posible de hembras fértiles para asegurar su descendencia, mientras que la hembra de nuestra especie busca hacerlo con el macho más apto.
¿Significa esto que no existen ni hombres ni mujeres fieles? No, en absoluto. Pero reconocer este hecho es reconocer que la fidelidad hacía una sola persona es un asunto que va contra las leyes de nuestra naturaleza, por lo tanto requieren de un esfuerzo considerable por ambas partes. Este esfuerzo no puede ser para nada pasivo, debe ser plenamente activo y en doble vía, por un lado esforzarme para mantener el interés sexual de mi pareja y por otro mantener mí interés sexual en mi pareja.
Primero hay que estar seguros si existe buena compatibilidad sexual con nuestra pareja, esto no tiene nada que ver con los estándares de rendimiento que puedan tener otras parejas o lo que las estadísticas  los medios de comunicación nos quieren vender, la duración, tamaño y pasión están en relación de nuestra pareja y no de nadie más; si ambos estamos satisfechos con el rendimiento sexual del otro entonces el resto no importa; para entenderlo mejor empecemos por determinar que jerarquía ocupa el sexo en nuestra relación. Cinco preguntas que pueden ayudar serían:
¿Qué tan importante es el sexo para nosotros? ¿Nuestra pareja coincide en nuestra valoración?
Si ambos, en una escala de valoración del 1 al 10 diferimos en un par de puntos no hay mayores problemas; pero, si nuestra valoración se halla contrapuesta la diferencia será muy difícil de remontar, un 2 a 8 por ejemplo. Despertarle el interés sexual a alguien que lo califica como poco o nada importante es casi imposible, es un trabajo muy arduo que involucra el compromiso de ambas parte, pues de nada sirve el esfuerzo , por más titánico que este sea, de una sola de las partes involucradas. Con una diferencia como esa es necesaria, sin mayor preámbulo, acudir a un especialista que con orientación calificada pueda darles alternativas de solución o, llegado el caso, la disolución de la relación.
¿Qué tanto podemos ceder ambos para que se pueda lograr un equilibrio que satisfaga a los dos?
Si las diferencias en la escala anterior son cortas, entonces es momento de negociar, tal vez, por ejemplo, sustituyendo calidad por cantidad, utilizando juguetes o juego de roles, masajes, situaciones eróticas, etc. Para hacerlo bien debemos dejar completamente de lado los prejuicios; el mayor de ellos es pensar que nuestra pareja lo hace por compromiso y no por placer; todos soñamos que nuestra pareja nos haga alguna maniobra sexual con ansiedad y “vocación”, verle en el rostro el gusto de hacerlo, más que obligada por un acuerdo previo, pero no debemos olvidar que cuando nos toque a nosotros hacer alguna cosilla que no nos emociona demasiado, lo haremos pensando en el placer que le damos a nuestra pareja y nos deleitaremos viendo ese mismo placer dibujado en su rostro, expresado en sus gemidos, jadeos y palabras, en otras palabras, haremos nuestro su placer; si somos una pareja constituida ¿Por qué ser tan absurdamente suspicaz para pensar que ella o él no puede hacer lo mismo? La única regla que debemos observar es la de devolver “el favor” con creces, esforzarnos por satisfacerl@ cada vez más, dando pié a que hagan lo mismo con nosotros. Así empezaremos una escalada de gozo que irá siempre en aumento.
¿Cuáles son aquellos detalles que hacen sexualmente atractiva a nuestras parejas (físicas y psicológicas)?
Lo primero que nos atrajo de nuestra pareja fue lo físico, lo que nos animó a acercarnos o a aceptar su galanteo; por tanto debemos destacar las bondades físicas de nuestra pareja; no entiendo como pueden satanizar de la manera más vulgar e insensata el aspecto físico y tomarlo como algo moralmente malo. Jamás caigamos en semejante necedad, recordémosle a nuestro novi@ lo hermoso que es, expresemos con detalle aquellas partes de su anatomía que nos alocan, en especial aquellas que nos incitan a la lujuria, preocupémonos porque se nos hagan cada vez más atractivas, que se mantengan y no sean descuidadas. Recordémosle lo bueno de su carácter, lo que hace que sea tan pero tan simpátic@ e irresistible para nosotros; esa actitud ante la vida, la forma de vestirse, de arreglarse, de maquillarte, la forma en que cuida algunos detalles, los juegos y fantasías sexuales, la audacia, la ternura, la sensualidad, cada una de ellas cuenta y complementa lo físico, es su alma, lo anima y lo potencia, así como puede deslucirlo y hasta hacerlo repulsivo.
Punto enormemente importante es cuidarnos a nosotros mismos también, preocuparnos por conservar la buena salud, la piel tersa y el peso adecuado y en especial la sonrisa amplia y la voz amable. Ejercicios intensos y frecuentes, cremas, pelling, exfoliación, todo vale.
¿Qué nos haría perder el interés sexual en nuestra pareja?
Sólo existen dos respuestas, la falta de comunicación y la inacción, la dejadez, la indiferencia; alguien a quien amamos y deseamos no se nos vuelve indiferente de un momento para otro, es un proceso que puede tomar meses, empieza con detalles que se van haciendo más frecuentes hasta hacerse insoportables, nosotros ayudamos guardando silencio, callamos y nos aguantamos pensando que ya pasará o que lo podemos manejar solos olvidando que estamos en una relación, no estamos solos, lo que nos afecta, afecta a nuestra pareja.
Sin embargo no es bueno ser ingenuos, la mayoría de veces las personas buscamos en esta indiferencia, en este desinterés por mejorar las cosas o solucionar los conflictos, la oportunidad perfecta, el pretexto perfecto para terminar una relación que ya no nos llena; pero porque no ser sinceros y evitar mayores daños, para que una lenta agonía cuando podemos tener un final digno, no necesitamos pretextos, sólo nuestra decisión es más que suficiente.
Nada asegura que una pareja nos durará para siempre, que nunca perderá el interés sexual en nosotros, que no tendrá un amante; como dijimos al inicio, la monogamia no es natural en el ser humano, así que debemos estar dispuestos a pagar el precio de ella, a esforzarnos por ser sensuales y mantener el atractivo para nuestra pareja, si bien eso no evita al 100% la infidelidad, pero si le quita excusas; si mi pareja es además la mejor de las amantes, ninguna persona sensata haría el esfuerzo por buscar un amante. Las excepciones a esta regla obedecen a comportamientos compulsivos que involucran algún tipo de problema psicológico.