miércoles, 12 de octubre de 2011

Para oscularte mejor

Hace años cortejaba, bueno lo más cercano que he tenido a un cortejo, a una chica de la universidad, más allá de los físico había una gran química y eso desbordaba, me limitaba a verla entrenar y acompañarnos a la salida del gimnasio de la universidad para ir a tomar el bus que la llevaba a su casa; dos años antes había recibido de ella un beso en la boca, lo que llamaríamos un pico, pero algo más largo sin llegar a desarrollar ningún movimiento; fue su forma de agradecerme por la noche que pasamos juntos en olor a santidad y sólo conversando; desaparecida por dos años, esta vez había regresado con nuevos bríos y mi interés renovado era aún mayor. Una de aquellas noches la caminata se dilató más de la cuenta, ella decidió hacer otra ruta y así hablar más y más, terminé sentado en una banca con su cabeza en mi regazo, hablando de la relación de enamorados y otras cosas más, en ese momento sabía que algo pasaría pero no quise acelerarme, valía la pena esperar, simplemente me dejaba llevar; nos levantamos y después de caminar otro tanto llegamos a un paradero, no al habitual, sino tres paraderos más adelante, ahí cuando la despedida era inminente ella no se contuvo y salto sobre mí, me abrazó con fuerza y me comió literalmente la boca, lo digo así porque abría desmesuradamente sus labios como si quisiera engullirme, la pasión con que lo hizo me encantó y me siguió encantando hasta que decidí que era momento de dejar cicatrizar la herida que me hacía y rehacía en la comisura de mis labios, pues su estilo de besar hacía que sus dientes se frotarán con fuerza en dicho lugar.
He recibido muchos besos y de todo tipo, tal vez recuerde este por ser de una persona importante y porque tenía un estilo bastante marcado sin llegar a ser para nada desagradable, claro que recuerdo otros tantos como uno dado por una de mis primeras parejas algo mayor que yo, pero sólo cronológicamente, la primera vez la sorprendí succionándome el labio inferior, extrañado le pregunté ¿qué estaba haciendo? –Besándote; me contestó. Claro que también ha habido besos inolvidables, maestros, como aquel con esa chica con la que regresábamos de la playa el primer día del nuevo milenio, simplemente inolvidable, travieso versátil, casi tanto como aquel de madrugada con una mujer guapísima que vivía en Lince, con la ventaja que esta tenía unos labios deliciosamente carnosos y una lengua traviesa sin llegar a ser invasiva.
El beso es el preludio de todo lo demás, puede alentar como también desalentar, delata, para el observador aplicado, muchos detalles de la vida erótica de una persona, como si es muy ansiosa o precipitada, si es paciente, si es apasionada, si es flemática o quisquillosa, si tiene muchos reparos, es tímida o audaz, si es experimentada o novata, si es buena para seducir o no; un beso es un buen termómetro para sondear como está el clima en el territorio que queremos conquistar. No es fácil dar un beso de eso que vemos en las películas, es todo un arte y un aprendizaje, aprendizaje que muchas veces descuidamos, pero tengamos en cuenta que si el beso es bueno crearemos más expectativas para seguir avanzando.
Según la filematología (ciencia que estudia los besos) existirían 30 maneras de besar en diferentes lugares del cuerpo, Luis Enrique Varas Rojas de la Universidad Austral de Chile los clasifica en:
El beso seco: es el beso simple, cuando se apoyan los labios de uno contra los del otro.
Beso Hollywoodense: al momento de besarse, uno inclina al otro hacia atrás, como invitándolo a estar más cómodo y preparándolo para lo que le espera. Este estilo se impuso en las películas de los años '50 y se convirtió en una clásico, aunque no es muy frecuente entre las parejas sigue siendo muy romántico.
El beso succionador: para practicarlo, la mujer tiene que tomar entre sus labios el labio inferior de su pareja para introducirlo en su boca, mientras que él ejerce una movimiento de succión.
Beso francés o de lengüita: consiste en que la mujer toque con su lengua los labios del hombre para luego introducirla en la boca de su pareja y viceversa.
El beso de lado: se realiza cuando cada uno de los miembros de la pareja gira su cabeza en sentidos opuestos para besarse.
El beso de apretón: se refiere cuando una persona aprieta fuertemente sus labios contra el labio inferior de su pareja.
El beso de tú uno y yo el otro: se trata de que el hombre bese el labio superior de la mujer mientras que ella besa el labio inferior de él.
El beso toma todo: un miembro de la pareja toma entre sus labios los labios del otro.
El beso de lengua apasionado: La pareja introduce sus respectivas lenguas en la boca del contrario tocando los dientes al paladar.
El beso de yo te sigo: en este caso se espera a que uno de los dos inicie la acción de besar y el otro le siga alcanzando un ritmo frenético.
El beso cazador: este se da cuando la pareja juega a que cada uno trata de atrapar con sus labios el labio inferior del otro.
Algunos datos que la ciencia nos proporciona sobre el beso son que se compone en un 60 por ciento de agua; un 0,7 por ciento de grasa; un 0,4 por ciento de sal; un 0,7 por ciento de proteínas y millones de bacterias. Un beso de tres minutos quema sólo quince calorías. Los besos hacen que los labios se hinchen de sangre, se tiñan de rojo y brillen con la saliva. Además, los besos aumentan la secreción de saliva, que drena las células muertas y las bacterias y, por tanto, mejoran el aliento. Según estudios, los hombres que besan a sus esposas por la mañana pierden menos días de trabajo por enfermedad, tienen menos accidentes de tráfico, ganan de un 20% a un 30% más y viven unos ¡cinco años más! Según un estudio del Instituto Kinsey para la Investigación sobre la Sexualidad, cinco de los doce nervios craneales que afectan a las funciones cerebrales intervienen en el beso erótico y debido a las conexiones neuronales de labios, lengua y mejilla con el cerebro, un beso permite detectar en la otra persona muchos datos, entre ellos la temperatura, el gusto y el olor, entre otros datos muy interesantes. Los etólogos también revelan que los simios también se besan, especialmente los bonobos.
Y entre tanto dato, ¿alguno ayudará a mejorar nuestras técnicas para besar?, bueno aquí hay uno muy interesante, a un 97% de las mujeres les gusta ser besadas en el cuello, en general una buena estrategia a la hora de besar es acariciar, el cuello, la mejilla, la espalda y/o el cabello por la parte de la nuca, mientras se está besando. Para dar un beso inolvidable se necesita versatilidad, saber pasar de un tipo de beso a otro con sutileza y complementarlo con caricias sacando el mayor provecho a las armas con las que la naturaleza nos dotó, sean los labios muy delgados o gruesos, y si nuestra pareja no es buena besando pues a tenerle paciencia y, sin hacerlo sentir incompetente guiarlo para que siga nuestro ritmo e intensidad. Recuerda la práctica hace al maestro y también a la maestra.