Una chica desea tener de enamorado a un tipo alto, atractivo, pero sobre todo profesional, es decir con alguno de esos cartoncitos que te dan las universidades con su nombre impreso en él, además con ambición, en el buen sentido de la palabra, al menos eso quiero creer. Otra quiere un tipo que tenga todo eso y además que la ame y la cuide, que ella sea su centro de atención; no falta alguna decimonónica que añade a esto la vocación del sujeto en cuestión por mantenerla y costearle todos sus gustos y necesidades.
Un chico aspira a una enamorada hermosa, voluptuosa y complaciente. De vez en cuando escucho alguien algo más cuerdo que añade inteligencia, empeño y madurez. Todos deseamos a alguien más o menos ideal, el problema es que en algún momento de nuestras vidas podemos encontrarlo, si esto ocurre definitivamente querremos estar con esta persona, establecer una relación formal y posteriormente casarnos; pero, ¿hemos pensado en el tipo de pareja que este chico o chica ideal desea?, más aún ¿encajamos nosotros en sus gustos y expectativas? Valdría la pena autoevaluarnos para responder a la pregunta ¿Qué ofrezco yo como pareja?
Una chica trabaja como secretaria en una entidad del estado, hace ya varios años está en este puesto sin mayores luces de ascensos, frente a ella ve pasar a los ingenieros jefes y a los practicantes, futuros ingenieros que suelen pasar por su oficina para consultarle alguna cosa; ella es “mayor”, tiene 30 años, lo que significa en esta sociedad que sus posibilidades de conseguir una pareja que la tome en serio van disminuyendo cada vez más. Ha tenido algunas relaciones con gente cercana a ella, otros asistentes y personal administrativo, en alguna ocasión con uno de los ingenieros; pero siempre se quejó de que no la tomaban en serio. La verdad, habría que preguntarle si ella se toma en serio a sí misma, en segundo lugar, ¿qué hace ella para que la tomen en serio? y por último, que es lo que ofrece para que un hombre pueda tomarla en serio. Esto podría sonar frio y terriblemente pragmático y materialista, pero lo cierto es que son cosas en las que rara vez meditamos. Ella desea un chico que la respete, la ame, la cuide y que necesariamente sea profesional, atractivo, emprendedor, maduro y seguro de sí. Ella por otro lado físicamente no es muy atractiva, esta algo descuidada, fofa y algo subida de peso sin llegar a la obesidad, además tiene el cabello maltratado, esto en la cuestión física, que por otro lado es decisivo para establecer un primera impresión positiva que motive a conocer más a la persona. En cuanto a su personalidad es inmadura, conflictiva, nada emprendedora, engreída y cucufata por momentos. Cuando me planteó sus requerimientos de pareja una pregunta me vino inmediatamente a la mente ¿Qué te hace pensar que un chico así podría tomarte en serio? Ella, incómoda, se centró en la posibilidad de ocurrencia de esto, en que siempre puede haber un chico que congenie con ella; no pude evitar hacerle la observación de que si un chico se fijara seriamente en ella, entonces no sería para nada maduro, puesto que una persona madura buscar necesariamente a otra persona madura como ella, sólo así logra una relación funcional, porque si siendo madura persevera en una relación con una persona inmadura y conflictiva, tarde o temprano se verá arrastrado por está y terminará siendo tan inmaduro como ella; la calidad de la relación siempre la marca la persona de menor nivel.
Si esperamos encontrar a esa persona ideal, casi perfecta, deberíamos pensar en estar a la altura de ella, ser nosotros mismos ideales, buscar día a día perfeccionarnos cada vez más en bien nuestro, debemos empezar por tomarnos en serio, en respetarnos a nosotros mismos y hacernos respetar, cultivar nuestras virtudes y sobre todo el espíritu, nuestro autocontrol y hacernos día a día mejores; tal vez esa persona ideal nunca llegue, pero el esfuerzo no será jamás en vano. Quién sabe, tal vez terminemos por no encontrar a esa persona ideal pero si a una que amemos y que nos ame.
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